Pequeño templo construido por la Orden de San Juan de Jerusalén después de recibir Añón tras la disolución del Temple.
Es de nave única canónicamente orientada, arruinada su cubierta y desaparecidas ventanas y puerta de acceso, probablemente para reutilizar sus sillares. Sobre el muro de poniente, subiste el arranque de una excéntrica espadaña de un solo ojo. El interior del templo ha sido desbrozado y desescombrado hasta descubrir parte de su solería original y el basamento del altar. En lo alto del muro de poniente queda un angosto ventanal realizado en sillares.
Sin protección específica
2006: Se llevó a cabo una limpieza de vegetación y apareció el suelo original y la base del altar. No tiene mucho más arreglo, salvo limpieza y acondicionamiento del bello entorno e intervención arqueológica.
Ruinas expoliadas.
Riesgo de hundimiento total. Grandes grietas en sus muros.
Bibliografía:
Pérez Omeñaca, María Cruz, «Intervención arqueológica en la ermita de San Juan de Añón de Moncayo (Zaragoza)», Turiaso, n.º 18, 2005-2007, pp. 315-326.