A principios del siglo XVIII, don Baltasar Hurtado de Amézaga, primer Marqués de Riscal, invitó al rey Felipe V a visitar su lugar de origen. Aceptó el Monarca y el Marqués se afanó en la construcción de un lujoso palacio renacentista, digno de tan ilustre huésped. Contó con el mejor arquitecto de la época, el guipuzcoano Martín de Zaldúa, quien en 1709 se personó en Güeñes para comprobar el avance de las obras. La muerte del Marqués en 1720, sin embargo detuvo las obras, y desde entonces el palacio ha ido languideciendo hasta nuestros días.
Es de planta rectangular, con dos torres avanzadas en la fachada principal. El palacio está sin terminar.
Otro
Abandonado y en ruinas. Se aprovechan sus muros para albergar ganado. Su estado inacabado acrecenta el riesgo de pérdida de la ruina.
Derrumbes y/o desaparición total. Sometido a acciones de expolio.