Construido en el siglo XV por D. Diego Fernández Vigil de Quiñones, quien lo donó a su hijo D. Suero de Quiñoñes, el protagonista de la hazaña del «Paso Honroso» en el puente de Órbigo en 1434. A partir de 1591 pasó a los condes de Luna. En la década de los cincuenta del pasado siglo XX, se tiraron parte de sus lienzos para hacer una plaza de toros.
El castillo conserva su torre y cubos circulares, su entrada de arco apuntado de sillería y el escudo de armas de los Quiñones. El torreón tuvo hasta cuatro plantas, con una altura de 25 metros. La muralla primitiva era de tapial y abría un arco de ladrillo en uno de sus lienzos. Hoy ofrece una fachada hermosa en cubos, voladuras sobre modillones y almenas con saeteras. Aún se aprecian en sus fosos.
BIC
Consolidado y en proceso de restauración.
Se han llevado a cabo labores de consolidación.