Granja del siglo XVI perteneciente a la Orden de los Agustinos ubicada a la orilla del Tormes, a 7 km de Salamanca, junto al antiguo Camino Real a Madrid. Allí descansaba Fray Luis de León de su cátedra y de sus encarcelamientos por la Inquisición y fue donde escribió algunas de sus más célebres poesías, como la «Oda a la vida retirada». Allí estaba el huerto por su mano plantado. La Granja pertenecía al antiguo Convento de San Agustín de Salamanca, con origen en las tierras donadas a esta Orden por Fray Pedro Monroy en 1451. La granja poseía casa de descanso para los frailes, viñas, huerta, aceña, oratorio, establos, corrales, palomar y vivienda para los trabajadores, siendo una de las posesiones más preciadas por los agustinos tanto por los productos que de ella extraían y que les abastecía de pescado y verdura en abundancia, como por servirles de lugar de recreo y retiro estival tras el duro curso académico de la Universidad de Salamanca. Frecuentaron el lugar Fray Diego González, Jacinto Benavente y, muy especialmente, Miguel de Unamuno, quien escribió algunos textos y poemas inspirándose en el lugar y en la figura del maestro renacentista: «De la flecha gozándose en la orilla / un punto te detienes en la presa / que el soto de Fray Luis cantando besa / y con tu canto animas al que trilla«. La finca de La Flecha actualmente está dividida en dos mitades por la vía del ferrocarril Salamanca-Madrid y la carretera de Aldealengua: la parte alta, en donde antiguamente se ubicaban la casa de retiro y la huerta, hoy parcelada y con chalets construidos, y la parte baja (Flecha Baja) junto al río Tormes donde encontramos los únicos edificios que se conservan de la época de Fray Luis: los establos y corrales, el palomar, el oratorio y la aceña en un entorno de vegetación de ribera que, aunque degradado, aún recuerda la frondosidad y frescura que el lugar tuvo siglos atrás. La finca fue propiedad de los duques de Aveyro que la mantenían en excelente estado. La capilla fue el lugar de enterramiento de los duques. Después de sufrir todo tipo de vandalismos, profanaciones de tumbas y robos, dado que las autoridades no quisieron colaborar en su protección, los Carvajal se vieron obligados a vender la finca con la capilla. De un perfecto estado pasó a la mayor degradación. En la década de los 70 se construyó junto a este conjunto una gran piscifactoría, hoy abandonada, con piscinas de hormigón que destruyó el cauce natural del río en esa zona y la isla o soto que se encontraba junto a la Flecha Baja.
El edificio de más valor es el oratorio, del siglo XVI, construido en piedra de Villamayor, con una nave, cripta y sacristía. Contiguos al oratorio están los establos, corrales y palomar, en cuyo frente se encuentra un hermoso pretil de piedra que lleva a la aceña. A unos metros, ya en la orilla, se alza la antigua aceña de la granja, en uno de cuyos tajamares se conserva un gran escudo de la orden agustina. En la década de los 70 se construyó sobre la aceña un chalet que quedó inconcluso y afea enormemente el antiguo molino.
Sin protección específica
El oratorio fue restaurado a principios del siglo XX por el Duque de Aveyro, quien ubicó en la cripta su panteón familiar. De esa época es la placa de mármol con la inscripción homenaje a Fray Luis de León.
La finca en que se ubica la Flecha Baja no tiene cerramiento alguno. Puertas, rejas, losas y dinteles arrancados; interior del oratorio despojado del altar de mármol, pila, etc. Arboleda sin podar y troncos desplomados sobre los muros del oratorio y paredes del establo. Nuevos elementos de hormigón y ladrillo alteran la armonía de la orilla del Tormes y de los restos de la aceña. El abandono de la Flecha, cuyo contenido histórico y simbólico es de gran importancia, muestra una vez más la insensibilidad de las autoridades culturales.
Deterioro progresivo. Expolio y vandalismo continuo. Peligro de derrumbamiento del tejado del oratorio y desplome parcial de las bóvedas de arista. La caída de un gran álamo sobre uno de los muros puede provocar la ruina total de la capilla. Establos, corrales y palomar, sin la protección de los tejados ya desaparecidos están expuestos al desplome de los muros de adobe y aparejo de piedra de Villamayor. Saqueo continuado de las losas de pizarra y pasos de los peldaños de escaleras. El gran escudo de la Orden de los Agustinos, aún visible en uno de los tajamares de la aceña está expuesto a las humedades del río.
2021
El gesto para salvar una granja idílica que puede que llegue tarde, La tribuna de Salamanca, 13 de febrero.
2018
Podemos propone declarar Bien de Interés Cultural La Flecha, en Cabrerizos. La Crónica de Salamanca. 27 de junio.