Castillo de origen árabe, adquirido por Alfonso VI como dote de su esposa Zaida. Vigilaba el vado del Tajo a sus pies. Perdido en 1108 tras la derrota de Uclés, fue restaurado y reformado por Alfonso VII de León tras la conquista del castillo y del poblado de Oreja en 1139. Fue cedido por Alfonso VIII a la Orden de Santiago, que lo utilizaron frente a los almohades. En el siglo XV se cedió a Gutierre de Cárdenas y posteriormente pasó a manos de los condes de Colmenar y a los duques de Frías. Una vez perdida su utilidad bélica, y debido a la incomodidad habitacional del paraje, casi todos los vecinos de Oreja se trasladaron a la localidad de Ontígola y a Aranjuez.
El castillo está formado por una fuerte y alta torre rectangular cercada por una muralla que sigue la línea irregular del risco sobre el cual se asienta. Dicho risco se encuentra aislado en parte del borde de la meseta que limita el Tajo por el norte. Tiene algunas saeteras circulares, indicios de matacanes de madera y grandes y toscos merlones que rematan las torres. Las esquinas son de sillería y están redondeadas a media altura. Sólo posee una puerta. En el interior pueden apreciarse los restos de la iglesia, dos bóvedas y un aljibe.
BIC
Abandonado y en ruinas. Conserva una sólida torre de planta cuadrada y restos de la cerca.
La torre, con grandes grietas, está en peligro extremo de hundimiento. Deterioro progresivo del resto.
Hispania Nostra avisó a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha del peligro de hundimiento inminente. Contestaron que enviarían una inspección y no se ha vuelto a tener noticia.
Bibliografía
VV.AA. Castillos de España, volumen II, editorial Everest, S.A.. León, 1997. (Pg. 829).
Herrera Casado, A. Castillos y fortalezas de Castilla-La Mancha. Ediciones AACHE. Guadalajara, 2002.