Durante la dominación musulmana de Badajoz, la antigua Batalyaws fue dotada de numerosas construcciones destinadas a la vigilancia y protección de la urbe. Además de reforzarse los sistemas defensivos de la alcazaba y el amurallamiento de la propia ciudad, se elevaron varias torres vigías desde las que controlar los accesos a la misma. Se desconoce el número exacto de estas atalayas que circundaron la ciudad, teniéndose noticias de al menos ocho de ellas. Actualmente sobreviven los restos de cuatro, conocidas como de los Rostros, Torrequebrada, de Camino de Yelves y de los Frailes o Monjes, presentada en esta ficha, conocida también como de Tres Arroyos, por estar ubicada junto a este parque municipal cercano a la ciudad. Su construcción se llevó a cabo posiblemente a finales del siglo XII, durante el reinado del califa almohade Abu Yaqub Yusuf, o bien algunos años o décadas después de la caída del mismo.
La Atalaya de los Frailes, de los Monjes o de Tres Arroyos mantiene, como la mayor parte de las torres vigías musulmanas con que contó Badajoz, planta cuadrada y unos 10 metros de altura. La fábrica de la torre repite las mismas directrices que las del resto de atalayas, creadas con tapial de barro y guijarros, lucido con cal y arena y reforzada con ladrillo en las esquinas. Una banda de mampostería de guijarros más gruesa que el propio tapial de los muros circunda la base del torreón.
Se accedía a su interior a través de una puerta abierta en el flanco occidental y elevada a cierta altura del suelo. Una escalera de madera o cuerda permitiría la subida al torreón, retirándose la misma en caso de llegada del enemigo. Posiblemente, y como en el caso de la cercana Torre de los Rostros, contó con bóveda en su interior, hoy vacío, y terraza/mirador defendido por almenaje en la parte más superior del inmueble, actualmente desaparecidos. Ubicada al sur de la Atalaya de los Rostros y al este de la Atalaya de Torrequebrada, pudo mantener relación visual fundamentalmente con esta última, vigilando el flanco suroriental de la ciudad.
Sin protección específica
Abandonada y en ruina. Ha perdido su techumbre/terraza y posible almenado, así como la puerta de entrada y estancia interna por la que se accedía a la zona superior o mirador del mismo; parte de los muros se ha desprendido y desplomado, presentando graves grietas en varios de sus lienzos.
Riesgo de derrumbe por el abandono, las inclemencias del tiempo y los líquenes. En vías de pérdida total.