Cuevas-Canteras de la Sierra de San Cristóbal

PATRIMONIO INDUSTRIAL, Patrimonio industrial

Información general

Historia:

Aunque se poseen indicios del comienzo de su explotación durante la Edad del Cobre, la eclosión del uso de la piedra a gran escala en la Sierra de San Cristóbal será posterior, con la fundación a principios del siglo VIII a.C. del poblado fenicio de la Torre de Doña Blanca.  Durante la Antigüedad y el Medievo, la explotación decayó. Su auge se produjo entre los siglos XV y XVIII, cuando se construyeron con su piedra los principales edificios de las poblaciones cercanas (Jerez, El Puerto y Cádiz). Entre otros, la Catedral de Jerez e incluso gran parte de la Catedral y parte del Ayuntamiento de Sevilla. Durante la primera mitad del siglo XVI, unos quince mil barcos cargados de esta piedra salieron a la bahía de Cádiz por el Guadalete para llegar a la capital hispalense por el Guadalquivir (Rodríguez Estévez). Los cantos, de 18 a 20 toneladas en cada viaje, se transportaban en carretas de mulas por un terreno escarpado hasta el embarcadero de El Portal. Allí se embarcaban en navíos, los carracones, que en un mes llegaban a Sevilla y regresaban para volver de nuevo cargados. Desembarcaban las piedras en el muelle, junto a la Torre del Oro, mediante un ingenio -una grúa con un sistema de poleas- para más tarde ser llevados en carretas de bueyes hasta pie de obra. La singularidad y la importancia de estas cuevas-cantera motivaron la visita del rey D. Alfonso XIII en 1930, quien llegó a decir que eran las cuevas más grandes y maravillosas que había visto. Tras su visita, intentó convencer a las autoridades provinciales para convertir las cuevas en un parador de turismo. Después de la explosión del polvorín de Cádiz en 1947, se trasladó a estas cuevas el arsenal artillero restante, quedando como instalación militar (cuevas polvorines) hasta su abandono por el Ejército años después. Las explotaciones a cielo abierto, ya en los siglos XIX y XX, supusieron la introducción del barreno, con el consiguiente deterioro del medio rural, que ha supuesto la desaparición de, al menos, un 40 % de la Sierra de San Cristóbal, y la aparición de extensas excavaciones con cotas de hasta 50 metros de profundidad.

Descripción:

Se considera a la sierra San Cristóbal una formación del Subbético, del Plioceno Superior, constituida por calcarenitas. Se halla en una situación privilegiada y estratégica. El hecho de encontrase próxima a dos importantes núcleos urbanos (Jerez y El Puerto de Santa María) y habiendo sido muy intensa la actividad humana en la zona, aún conserva una importante biodiversidad. A los valores ambientales de la zona hay que añadir los históricos, como estas canteras de extracción de bloques de arenisca calcárea formadas por un número aproximado de 40 cavidades subterráneas o cuevas de una altura libre media de 22 metros construidas por el vaciado del material. Algunas cuevas alcanzan longitudes de 300 ó 400 metros. Múltiples puntos de apoyo a modo de columnas tallados en la roca permiten grandes luces con aberturas cenitales o claraboyas para la entrada de luz. Una gran galería central, desde la que se extraía piedra en todas direcciones, permitía el transporte holgado de las piedras al exterior. En la galería se iban dejando pilares aislados para sostener el techo natural. Se conservan todavía diversas escaleras construidas en la piedra para acceder a nuevas vetas. En el interior se pueden encontrar múltiples inscripciones y enigmáticas figuras grabadas en la piedra por los canteros, incluso cruces en memoria de los fallecidos en el duro trabajo.

Grado de protección legal:

BIC

Estado de conservación:

Cuando los militares abandonaron el lugar, los huecos y cuevas se utilizaron como escombrera y basurero, además de ser lugar elegido por delincuentes para hacer pintadas y expolios. Refugio de drogadictos. Una parte de las cuevas, unas dieciséis, están en mejor estado que el resto, por haberse mantenido bajo cuidados y en uso del Ejército.