El curso alto del río Guadiana abarca desde su nacimiento en el entorno de las lagunas de Ruidera hasta la desembocadura del río Bullaque, junto al actual núcleo urbano de Luciana. En este recorrido, de 152 km de longitud, se han inventariado un total de 58 molinos, aunque no todos tienen las mismas características, ni conforman conjuntos de molienda unitarios y coherentes.
En las cercanías de Ciudad Real capital se pueden contar hasta veinticuatro molinos harineros, situados en las márgenes de este río, en los que aún pueden apreciarse las distintas técnicas constructivas que fueron utilizadas según el momento, la mayoría en época medieval. La mayor parte de ellos vienen citados en sentencias de Alfonso XI y otros aparecen descritos en las Relaciones Topográficas de Felipe II y/o en el Catastro de Ensenada. De origen árabe, como la mayor parte de los ingenios hidráulicos relacionados con la irrigación, los molinos harineros de agua fueron utilizados durante siglos, llegando, algunos de ellos, a moler el grano hasta la década de los años 60 del siglo XX; otros dieron paso a las «fábricas de luz»; finalmente, el abandono de sus instalaciones está llevando, irremisiblemente, a la desaparición física de todos ellos y, por tanto, a la supresión de una parte fundamental de la memoria colectiva y del paisaje ribereño del Campo de Calatrava.
Estos molinos harineros, situados en las márgenes del río Guadiana, cumplieron una función primordial de abastecimiento, en las respectivas épocas históricas durante las que funcionaron. Se trata, por tanto, de uno de los conjuntos de molinos hidráulicos harineros más interesantes de la región, y probablemente también de toda la Península Ibérica. Salvo los molinos de Zuacorta (recuperado por iniciativa privada), Molemocho (rehabilitado para centro de interpretación sobre la molienda en el ámbito del Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel) y Puente Navarro (parcialmente restaurado por iniciativa privada), los restantes molinos integrantes del sistema se encuentran muy arruinados o desaparecidos. Abandonados a partir de mediados del siglo XX, muchos de ellos fueron desmantelados intencionadamente y algunos incluso demolidos, víctimas de los trabajos de encauzamiento, desecación y limpieza de las márgenes del Guadiana llevados a cabo por la Agrupación Sindical de Colonización a finales de la década de 1960. El molino hidráulico harinero constituye uno de los elementos más significativos de la tecnología punta medieval, y tiene una gran trascendencia no sólo para la historia de la técnica, sino también para la historia social y económica.
Estos molinos eran alimentados por una gran presa terrera diagonal a la corriente, que no sólo favorece la acumulación de caudal junto al molino para funcionamiento del mismo, sino que también provoca la aparición de grandes represamientos artificiales de agua que congregan vegetación y fauna –igualmente sujetas a explotación–, y sirve, a su vez, como puente para comunicar ambas márgenes del río. Esta combinación de molino, embalse, presa y puente resulta extraordinariamente interesante desde varios puntos de vista –histórico-arqueológico, tecnológico, patrimonial, medioambiental…–, y constituye un rasgo específico y diferenciador, pleno de personalidad propia, dentro de este tramo del río Guadiana.Todo ello dio lugar a la implantación de grandes edificios de molienda con sus correspondientes cárcavos, tajamares y rodeznos, albergados por sólidos edificios de fábrica, y dotados de largas y costosas presas que alternaban tramos terreros con otros de fábrica.
Existen tres tipos diferentes de molino en función del diseño concreto de sus mecanismos motrices: molino de rodezno, aceña, y molino de regolfo. El molino de rodezno es el más simple desde el punto de vista tecnológico, y también el más antiguo. En él, la rueda motriz de paletas se halla dispuesta en posición horizontal, y transmite su movimiento rotatorio directamente a la muela volandera por medio de un eje vertical fijado a ésta por medio de una lavija. En este caso, el número de revoluciones de la rueda motriz es igual al de la muela. El molino de aceña es de rueda motriz vertical cuyo movimiento rotatorio se transmite en primera instancia a un eje horizontal, que está conectado al eje vertical de la muela volandera por medio de un engranaje dotado de rueda catalina y linterna. Este engranaje permite aumentar el rendimiento de la maquinaria gracias al menor diámetro y al menor número de engranajes de la linterna con respecto a la rueda catalina, con el consiguiente efecto multiplicador de esfuerzos. El molino de regolfo se trata de un modelo evolucionado de molino de rodezno cuya rueda motriz horizontal está encerrada en el interior de una cuba cilíndrica –de fábrica, de madera, o mixta– en la que el agua entra tangencialmente a alta presión, lo que permite aprovechar la energía cinética del vórtice creado en el interior del cilindro para multiplicar el rendimiento de la maquinaria. El regolfo es el primer precedente de las modernas turbinas.
Sin protección específica
Sólo tres molinos han sido rehabilitados: los de Zuacorta, Molemocho y Puente Navarro. Otros muchos ya han desaparecido.
Ruina progresiva cuando no casi desaparición, tanto de las instalaciones del molino como las de los puentes asociados, alguno de éstos de origen romano y la mayoría de origen medieval.
Riesgo de desaparición total.
Bibliografía
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