Pazo de Baldomir

PATRIMONIO CIVIL, Palacios

Información general

Historia:

Según consta en los expedientes de la época y los estudios genealógicos recogidos por el autor Martínez-Barbeito en su libro “Torres, pazos y linajes de la provincia de A Coruña” el Pazo fue construido entre finales del siglo XVII y principios del XVIII por el regidor perpetuo de la casa de Baldomir por aquel entonces Diego Antonio de Ribera Taybo y Fernández Varela.

La propiedad fue pasando a las generaciones siguientes de dicho linaje hasta que a finales de los años 70 del siglo pasado, ya en claro declive y escaso mantenimiento, es vendida a un particular.

Tras sufrir un incendio en 1990 el estado de la edificación pasó a ser ruinoso. A mediados de esa década una sociedad construye una urbanización privada en los terrenos del Pazo, quedando este delimitado por un muro de contención y segregado.

Descripción:

Pazo barroco situado en una finca que dominaba un vasto patrimonio agrícola reducido a una pequeña parte delimitada por un muro de contención y de selvático aspecto. Se pueden encontrar en ella especies arbóreas salientables, especialmente un tejo de gran volumen y porte.

La edificación tiene una planta rectangular de un solo cuerpo con dos pabellones a ambos lados, en uno de los cuales existe una capilla; consta de bajo y primero piso. Los muros son parte de mampostería recebada, parte de sillería en los encuentros y huecos. La fachada posterior tiene una gran escalera de piedra que salva el desnivel con el jardín. En ellos se encuentran los blasones de los Ribera, Taybo, Leis, Soutomaior, entre otros. La cubierta a cuatro aguas estaba realizada en teja y de ella sobresalían mansardas y la chimenea procedente del hogar. Se estado actual es ruinoso.

Grado de protección legal:

Bien Catalogado (Ley del Patrimonio Cultural de Galicia de 4 de Mayo de 2016).

Estado de conservación:

El estado de la edificación es ruinoso desde el incendio que sufrió en el año 1990. En el mencionado incendio se perdieron la cubierta (con sus características mansardas), el forjado del primer piso y el suelo del bajo, las carpinterías (ventanas, contras y puertas), así como cualquier elemento de menaje o decoración que quedase en la propiedad.

Lo poco que pudo quedar de ellos ha acabado por pudrirse bajo las inclemencias meteorológicas de más de un cuarto de siglo. La vegetación que invade la finca ya crece en el interior de los muros, habiendo incluso arboles de cierta envergadura. Uno de los muros sufrió graves desperfectos al precipitarse uno de estos árboles sobre el, otros están en claro riesgo de sufrir caídas o incendios como le ocurrió al mencionado Tejo.