A finales del siglo XIX comienzan a consolidarse algunas aldeas costeras en la Región de Murcia. En Cabo de Palos, y aprovechando un característico entorno lacustre, se establece una incipiente industria salinera que estuvo en funcionamiento hasta finales del siglo XX. Son las Salinas de Marchamalo.
Uno de los edificios más singulares de los que se construyen para el proceso industrial de la extracción de sal es el molino. En origen era un molino de viento, con las típicas velas latinas características del Campo de Cartagena. Hacia la segunda mitad del siglo XX, y coincidiendo con el progreso y modernización industrial de la época, le fue adaptado un motor eléctrico que hizo inútil su antiguo funcionamiento eólico.
Reflejo también de la pujanza económica de las salinas es el edificio de las oficinas, espléndida obra modernista del arquitecto Lorenzo Ros Costa.
La baja productividad de las salinas y la especulación inmobiliaria llevó a la empresa que finalmente las explotaba (Salinas de La Manga, S.L.) a cerrarlas y a abandonar toda la instalación y el espacio natural a su completa suerte, sin que las tímidas iniciativas de la Comunidad Autónoma hayan hecho nada por su conservación
Se trata del único molino de viento de moler sal que se conserva en la Región de Murcia, y uno de los pocos existentes en España. Se podría datar entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Actualmente conserva parte de los alzados de su característica forma troncocónica. En su entorno también se conservan muy maltrechos las diferentes edificaciones dedicadas al almacenamiento y el proceso industrial que llevaba a cabo la antigua Salinera Catalana, S.A. en este lugar. Reviste también especial relevancia en su entorno inmediato el edificio de las oficinas, obra del arquitecto modernista Vicente Ros (1932)
Este conjunto arquitectónico se encuentra en el Espacio Natural de las Salinas de Marchamalo, que está integrado en la Red Natura 2000.
BIC
Completo abandono y ruina.
Peligro de colapso completo.
El molino, al que ya se le había retirado el chapitel y las velas cuando se electrificó, ha perdido por completo la cubierta y muy buena parte de los alzados, y actualmente presenta un grave riesgo de derrumbe completo, a juzgar por la gran grieta vertical que presenta. Contribuye a ello la pérdida de volumen de la fábrica de sus muros.
El resto de los edificios del entorno (de protección) presentan igual estado de abandono. Puertas y ventanas abiertas, bajantes obstruidas y cubiertas hundidas o próximas a hundirse.
Es también objeto de actos vandálicos frecuentemente, ya que el vallado es por completo insuficiente.
La Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales de la Región de Murcia es plenamente conocedora el inminente peligro de desaparición de este singular edificio, así como la desidia y el abandono de los edificios de su contexto, que tienen grado de protección en el PGOU del municipio de Cartagena.
Muy grave. Próximo a su desaparición.
2018 Un patrimonio en ruinas junto al mar. La Verdad, 18 de abril 2016 Salinas de Marchamalo, crónica de una muerte anunciada. Diario de la Manga, 28 de julio 2015 Salinera Catalana, arqueología industrial abandonada. Diario de la Manga, 27 de septiembre BibliografíaAgüera Paredes, C.: El molino cartagenero y su técnica. Murcia, 2000.Angel Luis Riquelme Manzanera. «En recuerdo de las salinas desaparecidas» |