Monasterio fundado en 1502 por Enrique Enríquez, tío carnal de Fernando el Católico, y María de Luna, como anexo espiritual a su palacio. La posible mala calidad de la construcción inicial y a la serie de terremotos que sufrió Baza en el primer tercio del siglo, provocaron el derrumbe de la mayor parte de lo construido. Años después, entre 1535 y 1540, se acometió la reconstrucción, incluyendo la iglesia donde los fundadores querían ser enterrados. En 1535, el maestro cantero vizcaíno Juan de Sasín firmó un contrato de construcción con el prior fray Cristóbal de Andújar, quien un año antes había contratado también la terminación de la torre de la iglesia. El monasterio jugó, desde su fundación, un importante papel en diferentes aspectos de la historia y del urbanismo bastetano. Su implantación se relaciona de forma directa con la oligarquía de la ciudad a través de sus comitentes, la familia Enríquez, y de otros personajes destacados de la época, de modo que rápidamente adquirió un importante patrimonio gracias a las donaciones de todos ellos en forma de tierras, inmuebles, censos, ganados, etc., llegando a convertirse en uno de los principales propietarios de la comarca bastetana.
Entre los siglos XVI al XVIII tuvo un puesto predominante, hasta su decadencia en el XIX iniciada con la ocupación de los franceses durante la Guerra de la Independencia, que convirtieron la iglesia y dependencias monacales en caballerizas y acuartelamiento de sus tropas. Tras las desamortizaciones eclesiásticas del siglo XIX, la iglesia siguió abierta al culto de forma intermitente hasta la Guerra Civil, pero el resto de sus dependencias fueron transformadas en viviendas, almacenes y espacios fabriles, perdiendo paulatinamente su pujanza y fisonomía anteriores.
Se mantienen todavía en pie elementos del antiguo monasterio, como la iglesia y algunas partes de las dependencias monacales, ocupadas por una vivienda privada; en las zonas dedicadas a actividades industriales destaca la fábrica de harinas instalada en el primer tercio del siglo XX, perfectamente conservada, la cual constituye en sí misma otro elemento patrimonial de valor. Hay que añadir la zona dedicada a lagar, bodega y almazara, situada en el extremo sureste del recinto, además de un potente muro de sillares, que debió separar en su tiempo las edificaciones del monasterio de su huerta.
BIC
2017 Se coloca una cubierta metálica para proteger solo el ala de levante, donde está la fábrica de harinas. El ala sur permanece totalmente al descubierto.
2016 El ayuntamiento inició una intervención con labores de limpieza, desbroce, desescombro manual y apuntalamiento de ciertas partes del convento.
En mal estado de conservación.
La Iglesia y monasterio de San Jerónimo como conjunto pasó a la lista Verde en 2018 gracias a la consolidación y construcción de una cubierta. A día de hoy el monasterio vuelve a presentar grave riesgo de destrucción.
Hundimientos en el ala sur del convento. Al carecer de cubiertas se filtra el agua en el interior cuando llueve lo que provoca un continuo deterioro.
2017
La Junta protege como Monumento el Monasterio de San Jerónimo de Baza. Cadena Ser, 24 de octubre
El convento de San Jerónimo queda protegido por una sobrecubierta metálica. Baza Ideal, 17 de febrero
2016
Cultura inicia una propuesta para declarar la iglesia y monasterio de San Jerónimo como Bien de Interés Cultural. Baza Ideal, 12 de agosto
Bibliografía
Lázaro Damas, Mª Soledad. “Poder y mecenazgo nobiliario en Baza: Doña María de Luna”. Péndulo (Baza), 4 2003, pp. 244-245