La casa la construyó a mediados del siglo XVIII Francisco Javier Parreño, tesorero de la Abadía de Baza, uno de los miembros más destacados de la élite eclesiástica de la época en la ciudad. Entre el patrimonio mueble que decoraba esta vivienda destacaban cuadros de pintores de prestigio, como es el caso del de Nuestra Señora de la Concepción de Palomino y el de una Virgen, obra de Anastasio Bocanegra, pintor de corte de Carlos II. El tesorero colaboró en el adorno del templo principal de la ciudad, la iglesia colegial, sufragando todo tipo de patrimonio mueble: pinturas y altar de San Julián, escultura de San Francisco Javier de Ruiz de Peral, una custodia de plata valorada en 76.000 reales y objetos de todo tipo (mesa de piedra, ternos, casullas…).
En la actualidad, el edificio está protegido en el PGOU con el nivel máximo (VM- gen-4). Igualmente está propuesto entrar en el Catalogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con carácter genérico por sus valores arquitectónicos, entre los que destaca el patio, la escalera, su fachada con balconada de hierro en esquina y alero de cuarto de bocel. La casa perteneció al obispado de Guadix hasta que la vendió a principios del siglo XXI a una inmobiliaria.
Es uno de inmuebles más relevantes del siglo XVIII en la ciudad histórica. En su interior destaca la escalera de caja cuadrada, con balaustrada de madera y cúpula de aristas, rematada por una torre-mirador, y su original patio rectangular siguiendo la disposición típica de las casas hispanomusulmanas, alargado y dispuesto en dirección norte-sur, contando con pórticos enfrentados en los lados menores y muros más cerrados en los lados de mayor longitud.
Los frentes norte y sur del patio cuentan con pórticos en la planta baja, doble arcada de medio punto sobre pilares toscanos de piedra en el centro y pilastras de ladrillo visto en las esquinas, quedando las roscas de los arcos resaltadas por el despiece de los ladrillos. En la tercera planta del frente norte se abre una galería con balaustrada de madera y pie derecho rematado por zapata doble de perfil en “S”. Se desconoce si en la planta inferior y en el corredor sur hay galerías tapadas tras las reformas realizadas en la Edad Contemporánea.
Protección máxima en el PGOU (VM-gen.4).
Lleva dos décadas abandonada, desde que el obispado la vendió. Su estado de ruina se acentúa con el tiempo y hace nueve años aproximadamente hubo desprendimientos del flanco norte hacia el patio. El agua entra en el edificio cuando llueve, muchas dependencias están apuntaladas, las tejas se están desplazando y el alero de cuarto de bocel lleva diez años recalándose y agrietándose, habiéndose producido, en 2020, desprendimientos en varios de sus tramos hacia la vía pública.
Es una de las construcciones más destacadas de la arquitectura civil bastetana del siglo XVIII en estado alarmante de conservación, con protección máxima en el PGOU (VM-gen.4), propuesto para entrar en el Catalogo General del Patrimonio Histórico Andaluz con carácter genérico. En agosto del año 2020 el Defensor del Pueblo Andaluz pedía una intervención de urgencia, pero no se ha hecho.
2017
Otro monumento bastetano en peligro de desaparición. Asociación Baza Histórica. 1 de mayo.
Bibliografía
Parreño, Javier; Segura Ferrer, Juan Manuel; Valero Segura, César. La casa del tesorero Francisco Javier Parreño. Papeles de Bastitania, Nº. 13, 2012, pp. 119-136.