Edificio Santiago Rusiñol nº 5 del conjunto de la Alquería de San Llorenç o de Albors

PATRIMONIO CIVIL, Arquitectura Vernácula

Información general

Historia:

Las denominadas casas de la alquería de Albors o Alquería de San Lorenzo, junto con el Molí de Sant Miquel, formaron parte del conjunto de edificios anexos a las propiedades del Monasterio de San Miguel de los Reyes. En ellas se desarrollaron las instalaciones agrarias de la explotación de las tierras del monasterio, si bien en época bajo medieval aparece el molino como «Molí de Montanyana».

La alquería tiene origen medieval, documentada ya en funcionamiento en el siglo XIV, si bien podría corresponder su localización a la del molino de la alquería musulmana de Rascanya.

Su aspecto actual corresponde a una construcción del siglo XVII sobre una estructura medieval. Durante siglos y hasta el XIX fue propiedad del monasterio del mismo nombre. La cartografía militar de la Guerra de la Independencia da buena referencia de esta alquería, sin nombrarla. Siempre ha estado referida a San Miguel, donde aparece adosada al límite de su propiedad, y así la podemos encontrar en los Planos de Vacani en 1812, en el de Dumoulin también de 1812 y en el que el ejercito español elabora en 1880.

Descripción:

El edificio del molino y las alquerías son una unidad arquitectónica formada por un sistema estructural de dos crujías paralelas a la fachada, cuyo último cuerpo por el oeste, que ocupa el Molino, es de tres crujías, posiblemente por una ampliación posterior. La cubierta es a dos aguas y el alero horizontal. La fachada presenta en planta baja las puertas de acceso y unos ajustados huecos a ambos lados. En planta alta, encontramos un sistema con doble nivel de huecos al tresbolillo, a la manera habitual de las casas valencianas del siglo XVII. Constituye una típica estructura de casas de colonos de una gran explotación agraria, como eran las tierras del Monasterio de Sant Miquel.

La estructura de muros es paralela a la fachada, con restos de tapiales en la planta baja y algunas fábricas de ladrillo en cuerpos altos. La línea central de carga se resuelve con pilares y jácenas, y la línea posterior vuelve a ser un muro de carga. Encontramos también arcos rebajados para la construcción de ventanas, cuyas jambas se biselan y la carpintería se coloca en el centro del muro, aligerando la sombra profunda del vano y valorando el plano sobre la masa, una solución clasicista que nos ayuda a entender los acabados y la composición del edificio: alfeizares de ventanas, arcos de medio punto en las puerta originales, las ventanas al tresbolillo, etc.

La fachada presenta una planta baja de uso habitacional, con huecos simétricos respecto a las distintas puertas de acceso. Constituye una típica estructura de casas de colonos de una gran explotación agraria, como eran las tierras del Monasterio de Sant Miquel. El molino no conserva la maquinaria tradicional, pero sí parece haberse preservado la parte hidráulica subterránea, al menos en su estructura arquitectónica.

El edificio ha tenido varias etapas. La más importante, tras la subdivisión de la propiedad, es la apertura de nuevas puertas a la calle: puertas adinteladas, propias de finales del s XIX.  El interior está compartimentado en viviendas independientes que colonizan el espacio, añadiendo una altura dentro del antiguo volumen de la andana y perdiendo la espacialidad de la misma. Un corral lateral situado al este abre fachada directamente a la calle. Este corral, tenia el típico sistema de «ras i cobert», con una parte abierta y una cubierta para proteger al ganado, generalmente con una parte para los trabajadores.

Grado de protección legal:

Bien de Relevancia Local e incluido dentro del Ámbito de protección de San Miguel de los Reyes (que fue DECLARADO BIC POR EL DECRETO 142/2008, de 3 de octubre 2008)

Estado de conservación:

Malo. Se encuentra en estado de ruina. La alquería, situada en el nº5 de la calle Santiago Rusiñol («Camí Alquería de Albors»), está parcialmente derrumbada en una de sus fachadas. Entre abril y mayo de 2017, se produjo el desplome de parte de esa fachada, produciéndose importantes daños y teniendo que ser apuntalada para evitar la destrucción completa de este bien cultural.

El edificio de Camí Alquería Albors ha sido rehabilitado por el ayuntamiento.