La parroquia de San Pedro Apóstol se construyó en sustitución de un antiguo templo medieval, entre los dos últimos tercios del XVI y el primero del XVII, coincidiendo con un importante crecimiento demográfico de la población y teniendo en cuenta las tendencias artísticas del momento. El largo periodo invertido en su construcción pudo deberse a dificultades económicas para acometer un proyecto de tanta envergadura. En 1939 el templo queda gravemente dañado. Quedan destruidas las cubiertas de la nave mayor, y en el crucero se destruyen las cúpulas. Se hace cargo de su reconstrucción la Dirección General de Regiones Devastadas. De la construcción original quedan hoy los muros perimetrales, la sacristía, las dos portadas y las capillas del crucero. En la portada principal se aplican parches de cemento, que aún hoy en día podemos observar y que han causado graves deterioros en esta. Junto a estos parches, el elevado estado de erosión de la fachada principal del inmueble sumada a los problemas de humedad ascendente y la calidad de la piedra hacen que la decoración de la misma se encuentre prácticamente perdida en varios sectores. El 8 de febrero de 1983 fue declarada como Bien de Interés Cultural.
La portada principal de la iglesia es atribuida a Juan de Aranda Salazar (hijo ilustre de la localidad) y fue ejecutada por el cantero Juan Roldán. Se observan columnas dóricas que culminan en una hornacina con un San Pedro Apóstol; el lateral es atribuido a Ginés de Martínez de Aranda. La fachada principal del templo se presenta elevada sobre un podio al que se accede por escalera de piedra (tramo que funciona como muro de contención para salvar el potente desnivel del terreno). Destaca el volumen adelantado del campanario y la portada principal.
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Su estado de conservación es malo, puesto que en la vía donde se sitúa la portada está abierta al tráfico exponiéndose inevitablemente a los gases y partículas que emiten. El resultado se traduce en un oscurecimiento de la superficie y posibles reacciones entre micropartículas contaminantes y la matriz de la piedra.
También podemos apreciar las consecuencias de la suciedad superficial, el efecto del viento y el roce. Todo esto, junto con la humedad, ocupa un amplio porcentaje de superficie. El efecto más visible es la pérdida de los detalles y decoración en superficie, así como una disminución del volumen de la piedra en la cara expuesta.
Promover la licitación de la restauración de la portada.
Enlaces
Iglesia de San Pedo Apostol, Ayuntamiento de Castillo de Locubín.
Patrimonio Histórico, Bienes inmuebles protegidos. Ayuntamiento de Castillo de Locubín.