Torre de vigilancia de origen islámico construida probablemente a finales del siglo IX o principios del X. Su ubicación estratégica permitía una perfecta comunicación visual con otras fortificaciones como la torre de San Mitiel o el castillo de Bolea. La zona pasó a estar bajo dominio cristiano en la segunda mitad del siglo XI. De hecho, encontramos documentada la fortificación en el año 1.091, en la cesión de Sancho Ramírez de “las torres de Tormos y Biota” a los hermanos Aznárez, Fortún y Sancho.
En las siguientes centurias la propiedad de la torre sería motivo de continuo intercambio, puesto que en el siglo XII pasó a depender del monasterio de San Juan de la Peña, para posteriormente ser traspasado a la familia Urriés, señores de la baronía de Ayerbe. Finalmente, a partir del siglo XV fue adquirido por el linaje de los Gurrea. Como consecuencia de los violentos enfrentamientos entre esta familia y los Urriés, el lugar acabó quedando despoblado por los riesgos que entrañaba.
Del conjunto fortificado únicamente se conservan los restos de la torre y un recinto amurallado que recorre el perímetro del cerro, aunque en este último caso está prácticamente desaparecido en su totalidad. La torre es de planta rectangular, con un tamaño de 6,5 x 8 metros y una altura de aproximadamente 10 metros, aunque esta última cifra debió ser mayor porque la estructura ha perdido el remate de los muros.
El edificio está construido con sillares de muy buena calidad dispuestos a soga y tizón en el exterior del muro, al igual que en el interior, aunque en este último caso sólo hasta la mitad de la altura, a partir de la cual se empieza a construir con sillarejo. Los sillares tienen un listel perimetral rebajado y los frentes tallados a puntero, conformando muros con un grosor total de 1,5 metros.
El acceso se realiza a través de una pequeña entrada situada en el muro oeste, conformada por una portada rectangular y un dintel situado bajo un arco de descarga de medio punto. El único vano de la torre se localiza en el muro norte, en forma de una pequeña aspillera. El muro sur se ha perdido completamente, de modo que resulta imposible saber si podría haber albergado alguna suerte de vano.
BIC
Se llevó a cabo una intervención de restauración en los muros oeste y sur, aunque esta ha resultado ser insuficiente, puesto que no ha conseguido frenar el proceso de abandono y deterioro. Se intentó también eliminar la pintada de spray que sufrió la fortificación como consecuencia de un acto vandálico en el año 2016, pero aún permanecen restos de la misma.
Se encuentra en un estado de conservación muy deteriorado, augurando probablemente una cercana y preocupante desaparición. Los muros oeste y sur son los que se conservan en mejor estado, gracias a una restauración llevada a cabo en los mismos, aunque fue una intervención muy limitada y escasa. La torre en su conjunto sufre peligrosas grietas a lo largo de sus muros, así como desprendimientos y erosión en los sillares. Se ha perdido completamente el muro sur desde hace varios años y la estructura carece de un tejado que sirva de protección a los muros conservados.
Es un bien de gran trascendencia histórica, entre otros motivos porque es la única fortaleza conservada del reinado de Sancho Ramírez de Aragón en el territorio que se extiende desde el flanco este del río Gállego hasta Huesca.
Enlaces
La Atalaya. CastillosNet. 12 de agosto de 2021.
La Atalaya. Patrimonio Cultural de Aragón. Gobierno de Aragón.
La Atalaya. SIPCA: Censo General del Patrimonio Cultural Aragonés. Gobierno de Aragón.
Tormos. Torre islámica de La Atalaya. La Guía Digital del Arte Románico.
Bibliografía
Cabañas Boyano, A. (1999). Aragón. Una tierra de castillos. Ed. Prensa Diaria Aragonesa. S.A. Zaragoza.