Las alcubillas cumplían una importante misión en la gestión del agua en las ciudades. Estas construcciones pertenecieron a un conjunto amplio de alcubillas que existían en la ciudad, en su gran mayoría desaparecidas. Servían para repartir las aguas de distintos veneros, reconduciéndolas a la ciudad para llegar a las distintas fuentes y casas nobles de la época. El Fontanero del Ayuntamiento, figura responsable de las alcubillas y que generalmente pasaba de generación en generación, disponía de unos medidores de aforos. La unidad de medida era la Paja de Agua, sobre unos 3,8 litros por minuto. Esta medida es propia de Córdoba y varía según el lugar. Algunas alcubillas ha quedado enterradas, como la del venero de Hoja Maimón que aparece en la foto. El Ayuntamiento, a lo largo de los años, ha ido eliminado sistemáticamente casi todas las que existieron.
Su construcción es de piedra y ladrillo.
Sin protección específica
Las que quedan están abandonadas y deterioradas, aunque es perfectamente posible su consolidación.
Hundimiento y, sobre todo, derribo como ha ocurrido con otras alcubillas de la población.