El convento de Santa Cruz fue fundado en 1656 por doña Magdalena de Oquendo para albergar a monjas clarisas. El arquitecto fray Lorenzo de Jorganes fue el encargado de realizar la obra. La fundadora, oriotarra viuda de un armador santanderino, dotó al convento con 50.000 ducados de renta anual provenientes de los impuestos de Sevilla, y con otros 50 000 ducados por los derechos de carga y descarga en el puerto de Suances. Durante 180 años el convento fue habitado por las monjas clarisas, hasta que fueron expulsadas en 1835 por el obispo de Santander para instalar la fábrica de tabacos local en 1838, Sufrió importantes transformaciones para adaptarlo a su nueva función, ocupando uno de los talleres de producción la nave del templo.
El convento es un claro ejemplo de la arquitectura conventual de estilo renacentista, que destaca por la sobriedad clasicista y la pureza de sus líneas. El conjunto está formado por iglesia (modelo de nave única con capillas entre contrafuertes, habitual modelo conventual del siglo XVII, cubierta con bóveda de cañón y rematada por un ábside poligonal, cubierto con cúpula de ½ esfera sobre pechinas y decoración de yeserías), claustro, dependencias conventuales y naves industriales.
BIC
Cerrado y abandonado.