Proviene su nombre de un antiguo poblado árabe que hubo en la ladera sobre la que aparece la cueva homónima, declarada monumento nacional en 1934, y que se coronaba con gran torre o atalaya vigilante del valle, de arquitectura singular. Es la única torre bereber de la provincia. En sus alrededores y lugar del poblado se ha descubierto cerámica del siglo XI y alguna moneda árabe de la ceca de Zaragoza. La función básica de la torre, era sin duda, colaborar con el control del territorio recibiendo y emitiendo señales a través del humo, por el día, y el fuego por la noche. Por el Sur contactaba directamente con las ubicadas en la localidad, la torre que corona el pueblo que es conocida popularmente cómo “el Castillo”, y la del Collado de la Torre, cerca de La Loma, de la que hoy en día, quedan pocos restos. Por el Norte, es posible que su conexión más cercana fuera el torreón situado en Villarejo de Medina, o los de Luzón o Anguita, aunque no puede descartarse la existencia de puntos intermedios de contacto hasta hoy desconocidos.
Su planta es cuadrada y tiene la entrada a gran altura, orientada al sur, sobre el acantilado, con arco apuntado interior y dos pisos con bóveda, en saledizo que se comunicaban por una escalera hoy perdida. Su aparejo, morisco, es de sillares sin encuadrar, planos o de canto, acuñados con losetas y mortero de cal y grava.
BIC
La atalaya ha sido restaurada. Se retira de la Lista Roja.
Se han llevado a cabo labores de restauración.
Más desprendimiento de sillares.