Los datos históricos conocidos permiten adscribir la propiedad del edificio a una de las dos ramas dezanas de los Yáñez de Barnuevo, dueños también de la granja de Mazalacete, en el vecino término de Cihuela. A mediados del siglo XVIII, según confirma el catastro de Ensenada, el edificio era propiedad de Gregorio Carrillo, oriundo de Vinuesa y vecino de la ciudad de Soria, pues se había casado con Paula Yáñez de Barnuevo y Fernández Abarca. Un siglo más tarde su propietario era Ramón Carrillo Zapata, marqués de la Vilueña, nieto de Gregorio y Paula. La propiedad del inmueble permaneció en esta familia hasta que, en algún momento de la primera mitad del siglo XX fue adquirida por vecinos de la villa.
A pesar de la confirmación a través de la documentación de su pertenencia a las familias anteriormente indicadas, el edificio carece de elementos heráldicos.
Este gran edificio está emplazado sobre un pequeño promontorio rocoso, circunstancia que sumada a sus grandes proporciones hace que destaque sobre el caserío de la villa de Deza.
El edificio tiene planta rectangular, con unas dimensiones aproximadas de 28 x 20 m. Los elevados muros, de unos 7 m. de altura, configuran una gran mole de forma prismática, realzada al apoyarse prácticamente en su totalidad sobre los estratos verticales que constituyen su base. La entrada al edificio se abre en su fachada norte, en la que destaca el gran vano de la puerta, sobre el que se sitúa un balcón, enmarcadas ambas aperturas por piedras de sillería perfectamente talladas. Tras un amplio zaguán del que parte una amplia escalera de unos dos metros de anchura que permite acceder a la planta superior. En el centro del edificio hay un patio interior de moderadas dimensiones (aprox. 8 x 6m) que sustenta la galería superior, cuya función principal es dotar de luz natural a las estancias del edificio. En la fachada sur, a la altura de la primera planta se reconoce un amplio balcón. Estos vanos de moderadas dimensiones abiertos en los muros norte y sur contrastan con los de reducido tamaño que se reconocen en los paramentos oriental y occidental, dotando al edificio de una mayor sensación de solidez, que viene reforzada por la presencia de dos anchos contrafuertes adosados al muro oriental. En sus flancos oriental y meridional tiene adosado un amplio espacio que en su tiempo estuvo dedicado a jardín.
Sin protección específica
Desafortunadamente su estado actual corresponde a una completa ruina, pues aunque los muros exteriores aguantan, al igual que algunas de las dependencias interiores, varios de los tejados están hundidos, situación que complica el acceso al mismo.
Valor histórico
Bibliografía
Vicente Alejandre Alcalde (2011): Deza, entre Castilla y Aragón, tomo II, pág 75, Diputación Provincial de Soria.