La Casería de Jódar recibe su nombre de su primer propietario, Rafael Jódar. También es conocida como Casería de Santa Ana, por un azulejo que representa la pintura de Murillo “Santa Ana y la Virgen”, de la fábrica sevillana Mensaque Rodríguez y Cía. Se constituye como un inmueble que representa la conversión de la casería tradicional giennense a villa de recreo o palacete.
Situada en la carretera de Los Villares, en su margen derecho, la villa se erige sobre una zona conocida como “La Solana” o “La Quebrada”. Se trata de un espacio del que brota, en años de lluvia, un manantial de agua conocido como “El Ojo del Buey”, circundado por una Vía Verde. En este lugar, que destaca por la orografía montañosa, sucedieron a lo largo de la historia numerosos hechos bélicos. Por ejemplo, enfrentamientos de los guerrilleros de los Villares con las tropas francesas (1812), a raíz de la Guerra de la Independencia, o choques entre las guarniciones del General Riego y los “Cien mil hijos de San Luis” (1823). Durante la posguerra española de 1940, se sucedieron numerosos enfrentamientos entre los Maquis y la Guardia Civil.
Según expone Pascual Madoz en Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, «en este país se llama casería a una posesión grande o pequeña de viña u olivar con una casa. En este término y casi todas en el valle descrito [Valparaíso], se encuentran 146 casas o caserías de diferente mérito y capacidad, y entre ellas hay 10 con molino aceitero de viga, y cuyas piedras o rulos son movidos por caballerías […]».
La Casería, erigida en el primer tercio del siglo XX, se define en su estilo arquitectónico cómo un eclecticismo de fuerte componente regionalista. Trata de recoger los ensayos producidos a raíz de la exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929.
El bloque residencial de la Casería, organizado en tres alturas con torre-mirador en el eje de la fachada, se constituye en un aparejo de mampostería de estilo rústico. Este torreón, rematado con pináculos y un tejadillo a cuatro aguas cubierto de tejas vidriadas, tiene aleros de acusado vuelo sobre canes y una galería de arcos con pequeñas columnas de ladrillo. Dichas columnas de ladrillo llaman poderosamente la atención por estar dispuestas de forma helicoidal en su aparejo. Esto dota al inmueble de un carácter gracioso y armónico, tratándose de un rasgo de carácter neomudéjar y que nos sugiere el ingenio de un arquitecto y maestro de obras expertos en este estilo.
El aspecto de palacete, de la casería, queda expuesto a través de la disposición de las terrazas superiores y un porche delantero elevado sobre un cuerpo de cocheras. Todo ello rodeado de jardines y huertos de olivares y almendros.
En definitiva, la Casería de Jódar o de Santa Ana se constituye como un representante genuino de la experimentación e integración de los estilos eclécticos del siglo XX a la arquitectura tradicional del olivar de la provincia de Jaén.
Sin protección específica
Ruina.
Posible desaparición total del edificio.
Bibliografía
BERGES ROLDÁN, L. y LÓPEZ PÉREZ, M.: Caserías de Jaén. Arquitectura del Olivar. Jaén: Estudio Tría. 1997, pp. 192-193.
BERGES TORRES, J., CÓRCOLES DE LA VEGA, J.V. y OLMEDO GRANADOS, F.: Cortijos, haciendas y lagares: arquitectura de las grandes explotaciones agrarias de Andalucía. Provincia de Jaén. Sevilla: Junta de Andalucía: Consejería de Fomento y Vivienda. Dirección General de la Vivienda, Rehabilitación y Arquitectura. 2018, p. 522.
MADOZ IBÁÑEZ, P.: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1847). Tomo IX. Madrid. La Ilustración, p. 556.
PADILLA SÁNCHEZ, J.G., CASUSO QUESADA, R. y ORTEGA MONTORO, A.: Jaén. Guía de arquitectura. Jaén-Sevilla: Colegio de Arquitectos de Jaén, Junta de Andalucía (Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio). 2008, p. 242.