Castillo de origen musulmán. Fue construido entre los siglos XI – XII durante el gobierno de la villa por parte de Fortún Garcés. Más tarde, durante la primera guerra civil castellana, con el reinado de Pedro I y el enfrentamiento con su hermanastro Enrique II, la villa perteneció a Juan Alfonso de Haro, quien la donó en 1379 a Diego Gómez Manrique. Tanto la villa como el castillo pertenecieron a los duques de Nájera y Condes de Treviño. Uno de los últimos usos fue el de cuartel tras sufrir la ocupación durante las guerras carlistas.
La fortaleza contaba con una zona principal construida en sillería y un recinto exterior realizado en mampostería macizada con morillo. De este último queda parte del alzado de los dos lienzos de la muralla, uno de mayor longitud, grosor y calidad que el otro. El primero, que asoma hacia el escarpe de la montaña en dirección noreste, finaliza en un torreón redondo, macizo y con basamento de sillería en su ángulo norte, el otro con orientación este-oeste, se dirige hacia la ladera baja de la montaña.
El recinto principal tenía una planta similar a un pentágono pero con carácter irregular, ya que se debía de adaptar a la cima del terreno donde se alzaba. Estaba formado por un patrio irregular ubicado en el centro que alojaba en su interior una torre pequeña de planta rectangular que haría las veces de torre del homenaje y otro recinto de forma trapezoidal adosada al anterior.
BIC
Muy malo. Partes del paño exterior de cada muro se están cayendo, así como parte de la almena. También se encuentra en muy malas condiciones el amurallamiento perimetral.
Se encuentra en un deplorable estado y es necesario un compromiso de consolidación por parte de la propiedad, de lo contrario acabará en ruina total.