Aunque existen varias hipótesis sobre la construcción parece ser que el primero en mandar ejecutar las obras fuera el obispo de Palencia Gutiérrez Gómez de Toledo, tío del primer duque de Alba. Después pasó a manos de Alvar Gómez, y tras numerosas vicisitudes pasó a Pedro Arias Dávila, señor de Puñorostro. Durante el segundo conde de Puñonrostro el castillo sufrió el ataque de los comuneros. A lo largo del siglo XVI fue, como otros castillos de la zona, empleado como prisión de notables de la Corte. En 1775, aún bajo los condes de Puñonrostro, se instaló en su interior una fábrica de jabones y una hilatura de lana. Durante la guerra de Independencia sufrió bastantes desperfectos a manos francesas. En 1830 a consecuencia de la desamortización dejó de pertenecer a los Arias Dávila. Con posterioridad el uso del castillo ha sido de almacén de maquinaria agrícola y para ganadería.
La planta del castillo forma un rectángulo de 37 x 21 metros. Nueve torres semicilíndricas sobresalen del recinto: una en cada esquina, dos en cada lado largo y una en el centro del flanco occidental, espaciadas cerca de siete metros entre si, entre ellas en el lateral oriental se yergue la gran torre del homenaje.
BIC
La restauración del castillo ha terminado en abril de 2012. Se retira de la Lista Roja.
Se llevan a cabo labores de restauración.