El castillo de Cerralbo se emplaza en el mismo espacio donde ya se situara una torre defensiva en el siglo X. Sin embargo, su historia comienza en el siglo XII por la necesidad de crear puntos defensivos a lo largo de las fronteras entre los antiguos reinos de León y de Castilla, y también como defensa frente a los ataques musulmanes. Durante siglos, la villa y castillo de Torremormojón fueron gobernados por sucesivos tenentes nombrados por voluntad real. En los primeros años del siglo XII el conde Pedro Ansúrez, siendo vasallo de la reina Urraca, fue el primer tenente de la villa y la fortaleza. Años más tarde la tenencia recayó en Tello Fernández (1116), Pedro Martínez y Pedro González de Lara, que además era el alcalde del castillo (1124).
Entre los siglos XII y XIII fueron tenentes de la villa miembros de la Casa de Girón. Sin embargo, tras el enfrentamiento con Álvaro Núñez de Lara la familia cayó en desgracia pasando la tenencia a manos del rey.
Los Téllez de Meneses tuvieron a su cuidado el castillo hasta el reinado de Pedro I de Castilla, ya que su sucesor Enrique II de Trastamara donó la villa y castillo de Torremormojón a su hermano el conde Sancho de Alburquerque. Pero este personaje se deshizo de toda tenencia donándola a Garci González de Herrera.
Éste, a la sazón mariscal de Castilla, recibió de Enrique II el título de «Señor de la Villa de la Torre». La familia Herrera mantuvo este título hasta finales del siglo XV, cuando recayó en otra familia por herencia femenina: la heredad pasó a su hija Blanca de Herrera y Niño de Portugal (viuda de Alfonso Téllez Girón de las Casas), casada en segundas nupcias con Bernardino Fernández de Velasco, condestable de Castilla. En 1484 Blanca Herrera donó a su marido las villas de Pedraza de Campos y Torremormojón, que a su vez estableció mayorazgo en la persona de su hija menor, Juliana de Velasco, nacida de su segundo matrimonio con Juana de Aragón (bastarda de Fernando el Católico). Esto provocó un pleito entre Juliana y su hermanastra Ana de Velasco y Herrera, hija del primer matrimonio de Bernardino. Una de sus consecuencias fue el enfrentamiento entre las casas de Benavente y Velasco, en el que tendría que intervenir Juana de Castilla ordenando una confiscación cautelar del castillo, que después restituiría a Ana de Velasco.
Años más tarde Torremormojón se vio envuelta en las luchas de los comuneros contra las tropas imperiales de Carlos I. El 15 de enero de 1521 el ejército imperial quiso tomar Ampudia, partidaria de los comuneros, pero al acudir en su ayuda Padilla y Acuña las tropas reales se retiraron y se refugiaron en Torremormojón. Poco después la abandonaron a su suerte frente al avance de los comuneros, que la cercaron y saquearon. A raíz de ello, el conde de Benavente subvencionó obras de refuerzo en el castillo en 1523.
Durante la guerra de la Independencia fue ocupado por las tropas francesas del mariscal Bessieres. Más tarde, en 1874 la fortaleza es demolida en parte, lo que no impide que cuatro años después sea declarada Monumento Histórico Nacional
El castillo de Torremormojón se encuentra en la localidad del mismo nombre, en la provincia de Palencia. Se alza sobre un elevado cerro en las estribaciones de los montes Torozos, desde el que se divisa un amplio panorama de la Tierra de Campos, estando comunicado visualmente con los castillos de Ampudia y Belmonte de Campos, en Palencia, y Montealegre, en Valladolid.
Se trata de un edificio de planta rectangular con torres circulares en sus esquinas. La parte más expuesta, la que da al llano del cerro, cuenta además con una torre pentagonal y un foso. La torre pentagonal protege el foso y la pequeña puerta de arco apuntado que permitía el acceso a la fortaleza por medio de un puente o pasarela necesarios para salvar el foso. En su interior unas escaleras dan acceso a una galería subterránea con numerosas cámaras de tiro, que protegían el foso y comunicaban las tres torres entre sí, dando acceso a las casamatas donde se colocaban las piezas de artillería. Todo este frente, que hoy se encuentra desmochado, corresponde a las reformas de finales del siglo XV y es de buena sillería con muros de 4 metros de grosor.
De las otras torres y lienzos de la fortaleza no queda nada más que los cimientos y unos muros de tapial realizados para aprovechar el castillo como palomar. Los lienzos laterales poseían en su centro una torre circular, mientras que en la cara más alejada del cerro, la más visible desde la población, se ven los restos de otras dos torres circulares situadas hacia la mitad del lienzo, apenas separadas entre sí, que protegían la entrada principal al recinto. En el centro de la fortaleza se encuentran los restos de la torre primitiva, de la que sólo se conserva una sala abovedada correspondiente a un aljibe y una enorme cantidad de escombros.
Según la descripción que hizo de la fortaleza Ricardo Becerro en 1878, el recinto medía 48 metros en los lienzos este y oeste, y 54 metros en los frentes norte y sur, con muros de 9 metros de altura y 2 más en el coronamiento de los torreones. La fachada principal estaba protegida por una barbacana de forma rectangular-semicircular de 15,60 metros de diámetro. En el interior del castillo, una calle de 7,30 metros separaba la torre central del recinto. La fachada principal de la torre, situada a oriente, medía 9 metros de alto. Se accedía por una sencilla puerta gótica situada en el centro con tres escudos sobre el arco.
En esta descripción ya no conservaba almenas aunque se apreciaba el arranque de las mismas, así como cuatro ménsulas de un matacán situado sobre la puerta. En el interior del cuerpo central una sencilla galería gótica de 3 metros de altura, ya en estado de ruina, rodeaba la torre. Un estrecho pago frente a la puerta permitía el paso al aljibe. A la derecha de la puerta existía una subida a la torre superior. Del resto no quedaban más que escombros hacinados, salvo dos paredones que formaban el ángulo sureste de la torre del homenaje, que conservaban en el grueso de sus paredes los arcos de las galerías de paso y se veían los huecos donde ajustaban los sostenes de los tres pisos. En el pueblo se conservan grandes paredones de tapial que podrían ser los restos de la antigua muralla de la villa.
Declarado Monumento Histórico Nacional el 6 de septiembre de 1878.
En ruina. Se encuentra semienterrado y sólo permanece en pie un muro y los arranques de dos cubos.
Expuesto a la erosión, sus muros sufren cada vez mayor riesgo de desmoronamiento. El mal estado de las bóvedas de los subterráneos, con riesgo de hundimiento, supone un peligro para el visitante que se adentre en su interior.
2013
Secretos del castillo de Torremormojón, el Norte de Castilla, 5 de junio
Bibliografía
Moreno García, R: Castillos de Palencia. León: Lancia, 1995.
VV.AA.: Castilla y León. Castillos y fortalezas. León: Edilesa, 1998.
García Vega, B: Torremormojón. Iglesia de Santa María del Castillo. Palencia: Diputación de Palencia, 1992.
Madoz, P: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España. Palencia. Valladolid: Ámbito, edición facsímil, 1984.
Enlaces
El castillo de Torremormojón en Castillos de Palencia.
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