Castillo Yecra, Yéquera o Hiekara

PATRIMONIO MILITAR, Castillos y conjuntos arquitectónicos fortificados

Información general

Historia:

El castillo de Yéquera es un castillo-frontera cuyos orígenes se remontan a una fortaleza musulmana del siglo X. En 1093 el rey aragonés Sancho Ramírez mandó a su merino Bazco Azón repoblar la zona y construir una fortificación para asegurar el control de las nuevas tierras conquistadas a Al-Andalus, dando origen a una población, en la que su ermita, próxima al castillo, aparece datada antes que este. El castillo fue importante porque estaba situado junto al camino entre Ejea y Huesca, que era una importante ruta comercial. Tras la conquista de más territorios hacia el sur del valle del Ebro, la ruta cayó en desuso y el lugar se fue despoblando. De este castillo primitivo no queda nada. Sobre sus ruinas se construyó un nuevo castillo en el siglo XIV que perteneció al patrimonio de la familia de los Luna hasta doña Genara de Gurrea, mujer de don Fadrique, hijo bastardo de Martín el Joven, rey de Sicilia.

Descripción:

Fortaleza señorial situada sobre una pequeña elevación del terreno. Es un recinto amurallado de pequeñas dimensiones y planta irregular. Está compuesto por una gran torre, una sala y una torre menor. La torre principal es de gran altura (15 metros) y planta cuadrada (9 por 7 metros), con puerta de arco ligeramente apuntado y ventanas góticas. Se estructura en tres plantas con los techos apoyados en arcos apuntados. Conserva parte de su remate almenado y ménsulas que aguantaban garitones en sus esquinas. La sala central era de planta rectangular cubierta con bóvedas sobre arcos. Solo se conserva un muro alargado. La torre menor, que cierra el conjunto, es de planta cuadrada. Tenía dos plantas cubiertas con bóvedas de cañón apuntado. De esta torre arrancaba el paño de la muralla.

Grado de protección legal:

BIC

Estado de conservación:

Estado lamentable de conservación. La muralla prácticamente ha desaparecido y sus sillares se desperdigan por las laderas de la montaña. El interior del recinto está invadido por la vegetación y los escombros de las construcciones. Están creciendo árboles y plantas trepadoras por los muros. El muro superviviente de la sala se está abriendo. Lo más preocupante ocurre en la torre principal, enormes grietas verticales recorren sus muros y no tiene tejado. Actualmente existe un grave riesgo de la integridad de la torre debido a la caída de un sillar del dintel ya que es una pieza fundamental para el mantenimiento de la estructura.