Las Reales Guardias de Infantería Walona formaban un cuerpo escogido de infantería en el Ejército del Rey, cuya creación se remonta a la época en la que los Países Bajos formaban parte de la monarquía de los Habsburgo. El origen más inmediato de estos cuerpos se remonta a 1702, durante la Guerra de Sucesión, no sólo con la finalidad de rendir honores y escoltar a la persona del Rey sino que también combatieron brillantemente. Entraban en combate los primeros y se retiraban los últimos, sufriendo numerosas bajas. En 1703 se crea el Regimiento de Reales Guardias Españolas de Infantería, concediéndoles por bandera el pendón morado de Castilla. En teoría la Guardia Walona debería haber estado formada por walones (parte de la actual Bélgica), pero la realidad es que tan solo parte de la oficialidad era nacida allí. La mayoría de la tropa eran españoles, con un gran número de extranjeros, italianos, centroeuropeos, etc. La permanencia de una teórica unidad walona, se debía al hecho, del intento de mantenimiento de la supuesta soberanía española sobre Flandes (entonces bajo dominio austriaco), que en su momento mantuvo Felipe V.
Los cuarteles de Aranjuez fueron fundados en el año 1770 para alojamiento de estos dos Cuerpos, siendo su arquitecto el francés Jaime Marquet, autor, entre otras obras, de la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol de Madrid y de los teatros de la Corte, en los Reales Sitios de Aranjuez, El Pardo y San Lorenzo de El Escorial. Los cuarteles están situados a ambos lados de la calle Coroneles, frente a la Plaza de Armas de Palacio. A la izquierda de la calle estaba construído el de Guardias Españolas, y a la derecha, el de Guardias Walonas. Ambos cuarteles estaban conectados con el Real palacio por túneles. Tras la Guerra Civil española, comenzaron una etapa de declive progresivo que ni siquiera cesó en 1975, cuando la propiedad de los arruinados edificios de las Guardias Reales Walonas y Españolas fue transferida del Ejército a Patrimonio.
Como anécdota citar que abriendo los cimientos para estos cuarteles, aparecieron dos trozos de piedra con inscripciones romanas que fueron llevados al Gabinete de Historia Natural.
Ambos cuarteles son gemelos en origen aunque ligeramente diferentes en su distribución interior. Constan de un solo piso y es sólida su fábrica en la que queda al descubierto el ladrillo, en su día enfoscada y encalada, y cantería de piedra de Colmenar, teniendo muy regulares dependencias. De planta rectangular bastante alargada, se sitúan simétricos frente a la calle central, hacia la que miran sendos portalones abiertos en los largos frentes laterales. La fachada principal es la que mira a Palacio, que corresponde a un cuerpo noble de mayor altura que el resto. Se echan de menos, sobre todo, los orgullosos frontones curvos que presidían sus fachadas orientales.
BIC
En estado de completo abandono y ruina total. Se han perdido las cubiertas y sus elementos decorativos tallados en piedra se encuentran diseminados por la zona o desaparecidos. En concreto los grandes portones de entrada aparecen por los suelos y apenas quedan unos pocos restos de sus fachadas.
En grave degradación y camino de la completa ruina. Sujetos a expolio y vandalismo.
2015
Monumentos de la lista de Hispania Nostra tienen proyectos de recuperación. La Vanguardia, 10 de abril.
2008.
Arquitectura moderna y «de autor» para rescatar los históricos cuarteles de Aranjuez. ABC, 20 de agosto de 2008.