En el año 1511, ya existía la ermita de San Antón y después de esta fecha aparece en todas las relaciones de edificios religiosos de Alcaudete hasta nuestros días en que se encuentra un estado de completa ruina. Levantada en lo alto del cerro de su mismo nombre, situada en la parte norte de la población en las proximidades de un importante camino, antaño vía romana, que se prolonga hasta el pontón. Fue abandonada a principios de los años setenta y despojada poco después de las tejas de la cubierta a dos aguas, lo que aceleró la ruina.
La ermita gozó de fama desde muy antiguo por albergar al santo protector de los animales y en ella y sus alrededores se celebraba el día 16 de enero la fiesta de San Antón.
El edificio medía aproximadamente 15 metros de largo por 10 de ancho y 3 de alto. Su puerta de entrada se encontraba en su lateral sur que hace de fachada. Aquí se encuentra sus dos puertas de entrada con arcos de medio punto ambas, a la izquierda una pequeña por la que se accedía a la casa del santero, sobre la que había una pequeña ventana que le daba luz y en el centro una más grande que daba paso al recinto sagrado, sobre la que había una pequeña espadaña para la campana, además tenía otras dos ventanas de 70 cm por 50, que le daban la luz. El resto de las paredes no tenía hueco alguno.
Interiormente se dividía en dos partes: el lateral derecho estaba la vivienda del santero, la sacristía y en medio de ambas una especie de acceso al recinto. El lateral izquierdo, de mayor altura, estaba cubierto con bóveda de cañón sostenida por arcos fajones de medio punto, a la derecha se encontraba el altar mayor con tres nichos en la pared frontal para albergar a los santos. En el exterior del mismo hay dos pequeños contrafuertes para soportar el mayor peso de la estructura. En la pared lateral izquierda había otros tres nichos: los dos extremos con arco de medio punto y el central adintelado.
Los materiales con que está construida son pobres, los propios de la época como rocas poco consistentes de la zona y arenisca, todo unido con argamasa. La solería es de barro cocido.
Sin protección específica
Ruinas abandonadas y expoliadas.
Pérdida total a causa del abandono y del expolio.