Se desconoce el origen de esta ermita ya que Montehermoso era, en el Antiguo Régimen, un lugar pedáneo de la vecina villa de Galisteo y la información anterior al siglo XIX contenida en archivos es limitada. Posiblemente fue construida en el año 1742, fecha que aparece inscrita en una de las dovelas del arco original, hallada durante la restauración que se hizo en el año 2000. El documento más antiguo en el que parece mencionarse es el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura de 1791, en el que ya se hace alusión a que en Montehermoso había cinco ermitas. El diccionario de Pascual Madoz de 1847 parece nombrarla como ermita de los Mártires. Domingo Quijada, cronista de Navalmoral de la Mata, planteó la hipótesis de que su construcción la promovieron los ganaderos y trashumantes, debido a la relación de San Sebastián con los ganaderos y a la ubicación geográfica del templo: se situaba originalmente junto a una laguna en torno a la cual descansaba el ganado durante el tránsito por las vías pecuarias.
En el siglo XIX Montehermoso dejó de ser una pedanía de la villa de Galisteo y pasó a ser un municipio separado. A partir de entonces creció notablemente como núcleo comercial, siendo su época de mayor desarrollo la segunda mitad del siglo XX, tras la construcción de un puente sobre el río Alagón en la carretera de Plasencia. Todo esto tuvo como consecuencia un notable crecimiento del casco urbano, que llevó a que cuatro de las ermitas dejaran de estar en el campo: en el caso de la de San Sebastián, la laguna que la acompañaba se convirtió en 1974 en el actual parque Príncipe Felipe y el camino de salida hacia el oeste quedó bloqueado por el instituto y el centro de salud, lo que la convirtió en un edificio semi abandonado en un rincón de la actual calle Maestro Don Millán.
A finales del siglo XX y principios del XXI, Montehermoso fue una de las localidades de la provincia más afectadas por la burbuja inmobiliaria. El casco urbano duplicó su extensión en pocos años llevando al pueblo a un estado de prosperidad económica excepcional. En este contexto, la parroquia organizó un plan de restauración de su patrimonio histórico, en el que los vecinos colaboraron económicamente para restaurar las ermitas del Cristo de los Remedios (1995), San Antonio (1998), San Sebastián (2000-2002) y San Bartolomé (2006), además de construirse una nueva ermita dedicada a San Cristóbal y llevarse a cabo varias reparaciones en la iglesia. La restauración de la ermita de San Sebastián no fue tan sencilla como las otras, pues sus cimientos se hallaban en el entorno de una antigua laguna y ello requirió vigilancia técnica permanente.
Es un edificio de arquitectura vernácula, construido en mampostería con algunos refuerzos de sillería. Está compuesto por una única nave de planta rectangular dividida en dos tramos separados por arcos de cantería, a la que se suma una capilla mayor cuadrada. Se accede al templo únicamente a través de la portada del imafronte, construida en arco de medio punto y protegida por un portal de madera y tejas apoyado en dos columnas toscanas. El resto de vanos son cuatro ventanas cuadradas en diversas partes del edificio y un ojo de buey sobre el portal. Corona el hastial una espadaña con esquilón rematada en una cruz de piedra. La cubierta es de madera y en el exterior de tejado a dos aguas. Hay dos poyos para sentarse en el portal y otros dos tras la cabecera; entre estos últimos se ubica lo que podría ser el hueco de una antigua cruz de piedra. Los bienes muebles del templo han sido parcialmente evacuados a otros edificios de la parroquia: en la capilla mayor se conservan, vacíos, el retablo que albergaba la imagen de San Sebastián y a ambos lados los pedestales que correspondían a la Virgen de Lourdes y la Virgen del Amor Hermoso. El principal bien mueble que permanece en el edificio es el «borriquillo», imagen de gran tamaño que representa la entrada de Jesucristo en Jerusalén el Domingo de Ramos.
Catalogada en las normas subsidiarias urbanísticas municipales de 1998
En el año 2018 hubo que desviar la tradicional Velá a San Sebastián a otras zonas del pueblo al agrietarse la parte central del arco triunfal, que desde entonces permanece apuntalado. Es difícil que se lleve a cabo ahora una nueva restauración, ya que la situación económica de Montehermoso no es la misma que la que había en la primera década del siglo. Durante el primer cuarto del siglo XXI ha sufrido el vandalismo en el exterior del edificio, pues al hallarse en un rincón apartado han sido muy frecuentes las pintadas en el imafronte y en el lado de la epístola.
La ermita lleva más de cinco años con los arcos en mal estado, con las consecuencias de no poder celebrarse la tradicional Velá a San Sebastián y de permanecer cerrada al público. Muy excepcionalmente se abre para la entrada y salida de la procesión del Domingo de Ramos. Persiste además el vandalismo en los paramentos exteriores.
2018
La velá de San Sebastián recorre el centro de Montehermoso por otro itinerario. Hoy, 22 de enero
Enlaces
MONTEHERMOSO Y SUS SIETE ERMITAS. Cronistas oficiales
Bibliografía
Ramos Rubio, José A.; Gómez Ferreira, Raul; Sánchez Alcón, Juan Jesús; De San Macario Sánchez, Óscar. El patrimonio etnográfico, arqueológico y religioso de Montehermoso. Edición Diputación Provincial de Cáceres, 2022