La ermita de Santiago, también conocida como de los Santiagos por estar erigida dentro de la finca con similar nombre, se levanta bajo la advocación de tal santo en su versión de Matamoros, en clara relación con la reconquista del lugar y posiblemente con una orden militar, o incluso con la metrópoli de Santiago de Compostela bajo cuya jurisdicción eclesiástica quedó adscrita esta zona. Los datos históricos que se conservan de ella son escasos, conociéndose su abandono a finales del siglo XVIII. Su origen pudo deberse a la repoblación cristiana del enclave.
El edificio, orientado de oeste a este, contó con habitaciones unidas a la nave del templo en los lados norte y sur, de las que apenas quedan restos. Sus muros cuentan principalmente con sillería granítica, mampostería y ladrillo, haciendo pensar el uso de este último en la influencia mudéjar. El edificio sufrió al menos una reforma a lo largo de su historia, de la que surgió la portada ojival que se abre a sus pies. El interior estuvo inicialmente dividido en tres naves, pero sus arquerías de separación se perdieron con posterioridad. El ábside conserva en su base un friso escultórico compuesto por cuatro sillares labrados con relieves presuntamente romanos, que presentan dobles arcos sostenidos por tres columnas en cada uno de ellos. También reutilizada y de origen romano es la imposta marmórea que se conserva en la base izquierda del arco que abre el cabecero, con epigrafía latina. La cara interior del ábside descubre tres ciclos pictóricos que se superponen, basados en pinturas al temple. Del ciclo más antiguo se observa a Santiago Matamoros montado a caballo y alzando su espada, en la zona central. Del segundo ciclo apenas quedan restos, destacando un escudo decorado con veneras que permite pensar en una segunda pintura del Santiago belicoso. De la tercera capa las figuras apenas son reconocibles en la zona izquierda, pero sí diversas cabezas femeninas y trompeteros que se adivinan a la derecha.
Sin protección específica
En ruinas y en completo abandono. La maleza vegetal cubre su interior; el tejado ha desaparecido por completo y no se conservan las habitaciones laterales. Los muros sufren las inclemencias del tiempo y la humedad, presentando diversas grietas. Las pinturas se han perdido en abundantes zonas del muro decorado del ábside y las restantes están desfiguradas.
Gran deterioro y posible desaparición paulatina del monumento a través de las inclemencias del tiempo, la humedad y la acción devastadora de la vegetación; riesgo de derrumbe de los muros que quedan en pie; desprotección absoluta frente al expolio y el vandalismo.
2014
El techo de la ermita de Los Santiagos de Alburquerque cede. Hoy, 13 de agosto.
2006
La ermita de los Santiagos no es visigoda sino mudéjar, según investigadores del CSIC, Hoy.es, 20 de Febrer0.
Bibliografía
VV.AA. El enigma de una iglesia. La ermita de Santiago de Alburquerque (Badajoz), Norba-Arte, Vol. XXV, pp. 5-35, 2005.