Ermita de San Bartolomé de Úbeda

PATRIMONIO RELIGIOSO, Ermitas y oratorios

Información general

Historia:

Es una sencilla iglesia que se sitúa a cinco kilómetros de Úbeda en dirección a la localidad jienense de Torreperogil, en la aldea de San Bartolomé, aneja a Úbeda. Reedificada en el siglo XVII a expensas del sacristán Ginés Ruiz y de su mujer Isabel Rodríguez López. La ermita funcionó como iglesia parroquial hasta 1826.

Descripción:

De estilo tardorrenacentista en su portada principal y con elementos barrocos en su interior. Su portada presenta un sencillo arco de medio punto enmarcado por moldura rectangular y rematado con una hornacina (donde se alojaría la imagen del santo titular). Al interior se conservan algunas yeserías, que apuntan a que la ermita presentaría una bóveda con lunetos. Es de una sola nave cubierta por bóveda de cañón barroca, cúpula de media naranja y testero plano presidido por un bello retablo también de estilo barroco. Antaño se veneraba en esta ermita la imagen de Nuestra Señora de la Blanca. Junto a la ermita se encuentra la torre denominada de Garci Fernández. Todo este conjunto se levanta sobre un antiguo recinto fortificado iberorromano, donde son todavía visibles algunos sillares ciclópeos.

Grado de protección legal:

Sin protección específica

Intervenciones:

2015 La pila Bautismal románica de dicha ermita, fue traslada en 2015, a la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, gracias a la petición de las Asociación Caballeros 24 y Asociación de Vecinos de San Bartolomé de Úbeda.

La pila bautismal de estilo románico, el sagrario barroco y la imagen de San Bartolomé se conservan en una pequeña capilla edificada por los vecinos de la aldea, junto a las ruinas de la ermita.

Estado de conservación:

En total abandono, en ruinas y sin culto desde 1983. El camarín de la Virgen Blanca y el coro se derrumbaron en el año 2000. En 2002 se hundió la cubierta y la bóveda barroca. La cúpula está agrietada, la pila bautismal descansaba bajo un montón de escombros y los vándalos han arrancado las cuatro columnas barrocas del retablo, amén de otras piezas más o menos destacadas del mismo. El retablo del altar mayor presenta un lamentable estado de conservación a causa de la intemperie, ya que sus maderas están podridas. Ha sufrido vandalismo, expolio y venta de parte de sus bienes muebles.