Hornachos se encuentra en el centro de la provincia de Badajoz, asentada en la falda de poniente de la Sierra Grande, una zona dispuesta a modo de transición entre las comarcas de Tierra de Barros y La Serena.
La historia de Hornachos destaca particularmente durante su etapa árabe-mudéjar-morisca, que se extiende desde el siglo VIII al siglo XVII. La conquista cristiana tuvo lugar entre 1234 y 1235, cuando la corona hace donación de la villa y su alfoz a la Orden de Santiago, quien establece una cabeza de encomienda en ella. Producida la conquista, se mantuvo en la zona un elevado número de pobladores musulmanes que generaron un destacado desarrollo económico de Hornachos a lo largo de la Baja Edad Media. La importancia de este centro fue en aumento, como lo pone de manifiesto el hecho de que, a finales del siglo XV, fuera Cabeza de Partido dentro del dominio santiaguista, con jurisdicción sobre 14 aldeas y sede del gobernador.
La expulsión de los moriscos acaeció en 1610, un siglo después del bautismo obligatorio al que se vieron sometidos. Según fuentes históricas, la población morisca alcanzaría los 4.800 vecinos a fines del siglo XVI. Resultado de la expulsión y de la crisis económica aparejada, Hornachos se sumió en una profunda depresión. Pasó de ser una de las poblaciones más pujantes de la provincia de Badajoz, a convertirse en una villa en profunda regresión desde un punto de vista tanto económico como demográfico.
A mediados del siglo XVI la localidad contaba con una cerca amurallada que la rodeaba por completo y que tenía apertura por cuatro puertas. De esta muralla no se ha conservado ningún fragmento reconocible, fruto del crecimiento urbano más allá del núcleo bajomedieval, situado junto al farallón rocoso que protege la localidad. Pese a las múltiples transformaciones experimentadas en el trascurso del tiempo, Hornachos conserva la huella de su pasado. Las zonas más antiguas muestran la organización urbanística característica de la etapa bajomedieval y sus calles presentan trazados sinuosos en fuerte pendiente, configuradas por edificaciones en las que se mantienen los sistemas constructivos y la organización tradicionales.
Sobre la cima del cerro que domina Hornachos se sitúan los restos de una imponente fortificación realizada en tiempos de la dominación islámica y reformada después de la ocupación cristiana, a lo largo de la Baja Edad Media.
El emplazamiento escogido para el primer asentamiento de Hornachos resulta óptimo desde un punto de vista estratégico en tanto que la altura escogida refuerza por sí sola la defensa, pero también por la proximidad a vías de comunicación que son controladas desde la altura pues, junto a la población, discurría el camino que conducía a Córdoba desde Mérida o Badajoz, siendo éste uno de los itinerarios más importantes de al-Andalus.
La planta del castillo de Hornachos es irregular, ligeramente alargada en sentido noroeste-sureste, para aprovechar perfectamente la cima de la cresta cuarcítica. Hacia los sectores Sur y Oeste se dispuso un segundo recinto defensivo, del cual han sobrevivido escasos restos camuflados entre el roquedo, que posiblemente debió acoger el primitivo asentamiento urbano islámico. Según indican las fuentes santiaguistas, para acceder al interior era necesario flanquear tres puertas.
La técnica constructiva con la que se edifica el primer recinto fortificado es la característica tapia hormigonada. Este hecho, junto con la disposición en recodo de la puerta principal así como la perfecta adaptación al terreno, hacen de los restos del castillo de Hornachos un interesante ejemplar de arquitectura militar de época almohade, aún por estudiar desde un punto de vista arqueológico. La puerta principal se sitúa en el lienzo norte y se abre hacia él mediante una disposición en recodo que se sitúa en una torre-puerta. El vano en sí está completamente deteriorado, pero aún así es posible interpretar el alfiz que lo enmarcó: ladrillos esquinados alineados formando los característicos dientes de sierra andalusíes, perpetuados después en el arte mudéjar.
En algunos sectores del recinto, especialmente en la zona occidental, se observan numerosas fábricas de época cristiana realizadas por la Orden de Santiago en las numerosas obras ejecutadas entre los siglos XIII y XVI, unas veces para erigir construcciones nuevas, y otras en un intento por frenar la degradación de los paramentos de tapia originales, deteriorados por el paso del tiempo. Así pues, los escasos restos de la fortaleza que han logrado llegar hasta nuestros días, atacados por los embates del tiempo, las muchas reformas y el abandono, muestran notables alteraciones en cuanto a su disposición inicial.
BIC - Bien de Interés Cultural
En 2021, el Ayuntamiento de Hornachos adquirió la fortificación, pasando a ser de titularidad pública. En la actualidad, la intención por parte del Ayuntamiento es la de recuperar y consolidar los restos de la fortificación como clara muestra de la herencia cultural de Hornachos.
El conjunto presenta un estado de profunda ruina que pone en serio riesgo su continuidad histórica. Los muros de tapia están muy degradados, desmoronándose año tras año. La torre-puerta está próxima al colapso, situación que se repite en otros de los bastiones que componen el conjunto. Hay huellas de expolio en el subsuelo.
El conjunto histórico del Hornachos de la Plena y la Baja Edad Media constituyen uno de los ejemplos más interesantes del occidente andalusí. La totalidad del espacio está aún virgen desde el punto de vista arqueológico, siendo su potencial científico extraordinario.
Bibliografía
Garrido Santiago, M.; «Arquitectura militar de la Orden de Santiago en Extremadura«, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 1989.
Gibello Bravo, V. M.; «El poblamiento islámico en Extremadura. Territorio, asentamientos e itinerarios«, Ediciones Universidad de Salamanca, Mérida, 2006.
González Rodríguez, A.; «Hornachos, enclave morisco. Peculiaridades de una población distinta«, Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2001.