La llamada Huerta del Carmen, conocida en los contornos como Huerta Noble, se sitúa en las cercanías de la antigua villa de La Redondela, hoy término municipal de Isla Cristina, y es el producto de una serie de agregaciones, doce, concretamente, aunque su base es la adquirida por Manuel Rivero en 1746 a un vecino de Lepe.
La Huerta Noble formaba parte también de la llamada Nueva Hacienda de Jesús, María y José. Esta hacienda incluía la huerta pero también tierra calma, marisma y olivar, que ocupaban unas 163 fanegas de extensión y en la que Rivero mandó plantar 5.000 estacas de olivo. El olivar fue cercado de tapias gracias a una facultad real firmada por Fernando VI el 23 de marzo de 1752.
En 1749 hay constancia de que las obras debían estar a punto de finalizar puesto que Rivero hace traer “naranjos de la China” desde la ciudad portuguesa de Tavira, plantando sucesivamente naranjos dulces y agrios, mandarinos, limoneros y otros frutales como perales, albaricoques o ciruelos.
En la primavera de 1756 se colocó alrededor de la cerca el vía crucis de azulejos holandeses que realizara el taller de Jan Aalmis en Rotterdam, que se custodian en el sótano del Museo Provincial de Huelva, donde algunos ya han sido restaurados.
La Huerta Noble se compone de: cortijo, la capilla anexa, almazara, palomar, huerta y edificaciones anexas, levantadas en el siglo XVIII.
La huerta poseía un cuarto bajo para un alambique de aguardiente con caldera de 34 arrobas, culebra y pozo, dos caballerizas grandes con corral, pajares y azoteas, un cuarto para la bomba y su contrabomba, un molino de aceite con su piedra compuesta por cinco trojes y caldera de cobre de 48 arrobas de capacidad, 14 tinajas en la sala del molino y otras 33 en un almacén continuo, todas de 150 arrobas cada una. Estas construcciones estaban vinculadas a la hacienda de olivar, pero la propia huerta ocupaba una superficie de 60 fanegas, regada por dos pozos-norias de las que se extraía el agua con dos “ingenios a la inglesa”. Desde ahí, se almacenaba el agua en dos albercas y se conducía por cañerías de barro a los parterres de la propia huerta que se encontraban separados por cinco largos paseos que se cruzaban entre sí, además del que rodeaba perimetralmente la propia cerca.
La casa disponía de siete cuartos bajos y cinco altos, tres cocinas, varias dependencias pequeñas y azoteas.
Acolado a la casa, el elemento mejor conservado es el palomar. De planta rectangular con once calles interiores a las que se abren 70.000 nidos de palomas hechas con orzas de barro, de las que sobresalen las esquinas y una cupulilla en el centro geométrico.
Del otro lado de la casa, el oratorio, con portada abierta a la fachada principal y espadaña con un solo hueco de campana. El permiso para poder celebrar en su interior lo concedió el arzobispado de Sevilla en 1756.
En la cerca que rodea el conjunto, se ubicaba un Vía Crucis de azulejos holandeses.
BIC - Bien de Interés Cultural como Lugar de Interés Etnológico el 18 de diciembre de 2003.
A excepción del palomar que presenta un estado de conservación aceptable, el resto del conjunto se encuentra en bastante mal estado. La capilla está destechada, así como el cortijo, que presenta hundimientos provocados por un incendio. La cerca también ha sufrido desplomes y los azulejos, aunque alguno ha desaparecido, fueron retirados y se encuentran en el depósito del Museo de Huelva.
Peligro de desplome inminente.
Bibliografía
Pleguezuelo Hernández, Alfonso. Manuel Rivero: Los Encargos Artísticos de un Mercader Andaluz del Siglo XVII. Diputación Provincial de Huelva, 2005.