El maestro de cantería Domingo de Rivas aderezó la capilla mayor en 1594, pero tanto esta obra como otras posteriores desaparecieron con la reconstrucción total del siglo XVIII que comienza en 1768 con un caudal inicial de 4000 reales, los cuales fueron insuficientes, teniendo que servirse de las rentas de la cofradía de la Virgen de la Candelaria, que también se agotaron. Treinta años después, la espadaña ya amenazaba ruina, y la reconstrucción tuvo que esperar hasta el siglo XXI.
El templo de San Martín presenta una planta de cruz latina. En la nave destaca la amplitud de la capilla y el crucero. A los pies se encuentra la tribuna de madera y debajo la capilla bautismal semicerrada con una verja de madera en consonancia con la tribuna. La sacristía está anexionada lateralmente al presbiterio.
En cuanto a la entrada al templo, con portada adintelada de sillería de arenisca, se ubica en el muro sur. La torre de la espadaña mantiene la distribución clásica de cuerpo, campanario y remate triangular, y se accede a ella por una escalera de dos tramos. La armadura de la nave es de tres paños, de par y nudillo con almizate sin decoración, con un alicer simple y con tirantes, apoyados en canes moldurados, que mantienen tensionado el estribado. La del crucero es de tres paños, cuadrangular, de par y nudillo, de lima bordón y cuatro faldones con almizate simple y cuatro cuadrales.
El retablo mayor, churrigueresco, está formado por banco, cuerpo y ático semicircular en madera de nogal y está rematado por un relieve con el busto del Padre Eterno. De tipo tetrástilo, con columnas salomónicas doradas, pintadas y decoradas con hojas de parra y racimos de uva. En el cuerpo se abren tres calles con sus respectivas hornacinas de medio punto, no muy profundas, rematadas y adornadas con profusa ornamentación vegetal y dos cabecillas de ángeles. En el lado derecho, una imagen moderna del Sagrado Corazón reemplaza a la Magdalena, patrona que fue de la antigua parroquial. En la central, el titular del templo San Martín con sus atributos de obispo. En la calle del ático, flanqueada por dos columnas salomónicas, una talla del crucificado.
El sagrario de factura romana, solemne y grave, es de finales del XVI. Está formado por banco, cuerpo y dos columnas estriadas. Fue pintado y jaspeado en el XIX. En la puerta principal destaca el altorrelieve de Cristo resucitado que se acompaña en sus laterales por los altorrelieves de San Pedro y San Pablo.
En el brazo derecho del crucero se ubica el retablo de transición – entre romanista y pre-churrigueresco- del siglo XVII, dorado y policromado, dedicado a San Antonio de Padua. Es tetrástilo, con columnas de capitel corintio, fuste serpenteante -acanalado en ziz-zag- friso decorado con motivos vegetales y cuatro cajas, tres en su cuerpo y una en el ático. En la calle central sobre una sencilla custodia con una pintura de la Verónica y la Sata Faz, una imagen de San Antonio de Padua acompañada por San Andrés y Santa Catalina. El tercer retablo dedicado a San Francisco es neoclásico. Sus columnas lisas y pintadas imitan mármoles y el fondo de sus hornacinas está decorado con motivos florales. En sus tres cajas, las imágenes del apóstol San Juan en la central, y las de San Blas y San Francisco de Asís, en las laterales.
Sin protección específica
Siglo XX: se sustituye la cubierta de pizarra por fibrocemento.
2008: se rehace la espadaña por el peligroso estado de inclinación, pero durante la obra se pierde mucha piedra original, y se elimina el cabildo sin ser sustituido. Esto provoca el deterioro de la puerta de acceso.
2019: la puerta de acceso es sustituida por el párroco por una de chapa metálica.
Las goteras y el acceso de agua por la cubierta están deteriorando el artesonado y agrietando los muros, habiéndose producido la rotura y caída de varias vigas, así como de partes de un falso techo de escayola en varias zonas del templo.
Evitar un mayor deterioro del templo.
Bibliografía
Fernández, G. y Fernández, V., La Cabrera Alta: Paraíso del patrimonio natural y cultural, 2016.