Ermita de San Miguel de Abós

PATRIMONIO RELIGIOSO, Iglesias y capillas

Información general

Historia:

Citada en una donación de Ramiro I, al igual que San Miguel de Larbesa, y por tanto coetáneas, se encuentra en un despoblado, abandonado a principios del siglo XV, del que solo la ermita subsiste. A comienzos del siglo XVIII la Ciudadela de Jaca carecía de un almacén de pólvora en condiciones. Con motivo de la guerra con Francia, en 1719, se habilitó para tal fin una de las casamatas, que no resultó el mejor lugar para su conservación. En vista de lo cual, se trasladó a la ermita de Abós. El almacén, a fines del siglo XVIII, tenía capacidad para almacenar unos «mil quintales» de pólvora y su reparación corría por cuenta de la Real Hacienda. Se deduce por el plano levantado y sus notas aclaratorias que el edificio no estaba por aquella época en perfectas condiciones de conservación. Las mayores novedades que aporta este plano atañen al atrio del muro norte y a la cerca y sus garitas, pues el resto de la iglesia viene a coincidir, en lo esencial, con lo conservado actualmente. El polvorín de San Miguel de Abós -como su gemelo y homónimo de Larbesa- cumplió su función militar hasta bien entrado el siglo XX. Finalmente fue desafectado por el ramo de Guerra, adjudicándose a un particular que lo utilizó para menesteres agropecuarios. A fines del siglo pasado sufrió un incendio donde se perdió la cubierta, se calcinaron sillares y ajedrezados y el ábside quedó sin la debida sujeción, desplomándose en enero de 2010. Con motivo de la construcción de la variante de Jaca, el monumento corrió serio peligro, finalmente conjurado. Inevitablemente sufrieron su necrópolis medieval y, posiblemente, los restos del viejo despoblado de Abós, pero la iglesia y su recinto lograron salvarse, aunque rodeados de viales y dificultado en extremo su acceso.

Descripción:

La ermita es de planta basilical de una sola nave con ábside en forma de horno que cubre con bóveda de cuarto de esfera, de cuidada ejecución. Sus dimensiones aproximadas son de 20 x 13 metros. Una imposta biselada, que se extiende al presbiterio, separa paramentos horizontales y bóvedas. Una puerta en el muro sur, junto al presbiterio, más baja que la nave, debió de permitir la entrada al templo. Es de medio punto dovelado, y aunque muy deteriorada se aprecia una moldura doblándola que fue de ajedrezado jaqués. El presbiterio aparece con su bóveda de medio cañón hundida. Su ábside es de buena sillería; sin adornos, y rematado con ménsulas para soporte de un alero que ya no existe.

Grado de protección legal:

BIC - Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés (Orden de 19 de septiembre de 2002).

Estado de conservación:

Edificio abandonado y en ruinas. La nave carece de cubierta y conserva los muros laterales y el ábside en forma de horno. Ambos elementos poseen gran cantidad de patologías que hacen temer por su estabilidad. De los elementos del antiguo polvorín destaca la chimenea de planta cuadrada. En enero de 2010 el ábside del templo se derrumbó.