La iglesia fue fundada en el recinto intramuros tras la conquista de la ciudad (siglo XIII). Como consecuencia de un pleito existente sobre la tutela espiritual de la nueva ciudad conquistada entre Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de Toledo, y fray Domingo, primer obispo de Baeza, la jurisdicción eclesiástica de Úbeda sería del obispado de Baeza, mientras que la parroquia de San Pedro, quedaría bajo la mitra toledana. Sin embargo, todo parece indicar que ya a principios del siglo XVII pertenecía a la diócesis jienense, como lo certifica la presencia en su portada de la heráldica del obispo Sancho Dávila.
Como consecuencia de la reorganización parroquial llevada a cabo en la ciudad en 1843, la parroquia de San Pedro queda agregada a la iglesia de Santo Domingo (y después a la Santa María de los Reales Alcázares), funcionando el templo como una filial de estas y abriéndose para el culto semanal y para otras fiestas religiosas. A finales del siglo XIX, se acometen una serie de reformas de tipo menor en el interior del templo (como lo ejemplifica la neogótica capilla de los marqueses de Bussianos), e igualmente se producen cambios en la ubicación de sus bienes muebles. Instaladas las hermanas carmelitas de la Caridad en el colindante palacio del conde de Guadiana en 1904, el templo pasaría a funcionar como capilla para las mismas.
Entre 1962-1968 se solicitan diversos arreglos a la Junta Nacional de Reconstrucción de Templos Parroquiales, ante la existencia de diversos desperfectos en el palacio y grietas en la torre de la iglesia que podrían amenazar la seguridad de las religiosas y alumnas; finalmente, sería la Dirección General de Arquitectura la que lleve a cabo labores de restauración de los tejados, trasladando igualmente la torre a los pies del templo.
Tras la marcha de las religiosas, el templo pasaría a funcionar como sede temporal del culto de la iglesia parroquial de Santa María de los Reales Alcázares durante las largas obras de restauración del templo (1983-2009), clausurándose definitivamente tras el fin de las mismas y llevándose sus enseres a la mencionada iglesia.
En 2012, y como consecuencia de la reconversión del palacio del conde de Guadiana en un lujoso hotel, el obispado de Jaén, cedió el templo a los promotores del establecimiento hostelero como lugar para celebración de actos del mismo, con el fin de asegurar la recuperación del templo. Sin embargo, finalmente no se acometió ninguna obra de restauración en la iglesia, que hasta la fecha sigue cerrada y en progresivo y avanzado estado de deterioro.
Se tiene la teoría de que fue una mezquita reconvertida tras la conquista de la ciudad. El edificio original fue destruido por las tropas de Pero Xil en 1368, siendo reedificado en esa época, y posteriormente remodelado a principios del siglo XVII. Sin embargo, al exterior aún se aprecian algunos elementos tardorrománicos y protogóticos, como serían la portada de los pies y la cabecera.
La portada de los pies fue cegada como consecuencia de la construcción del coro (siglo XVII). De gran sencillez, consiste en un arco de medio punto enmarcado por una moldura rectangular y decorado con tres pequeñas ménsulas con leones y el emblema de san Pedro: la tiara con las dos llaves.
Más interesante es la portada lateral, de estilo tardo-renacentista, construida en 1605 por Alonso Barba, discípulo de Andrés de Vandelvira. Organizada en dos cuerpos, el inferior está formado por arco de medio punto flanqueado por columnas corintias con retropilastras, y decorado en sus enjutas con los relieves de la Fe y la Caridad. El segundo cuerpo, de factura muy clasicista, muestra al santo titular bajo un dosel, flanqueado por los escudos del obispo Sancho Dávila. También en el siglo XVII se levantó la torre campanario que fue desplazada, durante el XX, desde su emplazamiento original en la cabecera del templo a los pies del mismo. Con este traslado se perdió una pila bautismal mudéjar. Al interior, presenta una única nave de salón cubierta por bóveda de crucería en la capilla mayor, y con bóveda de cañón con lunetos (que sustituye a la primitiva techumbre de madera a dos aguas). La cabecera está constituida por un ábside de planta poligonal, cuya traza y decoración exterior a base de pilares escalonados y arcos polilobulados, pertenecen a la fábrica protogótica de la primitiva iglesia del siglo XIII.
A los lados, aparecen varias capillas funerarias de las principales familias ubetenses, construidas entre el siglo XIV y XVI. La mayoría de estas capillas son góticas, salvo una que es renacentista. Las capillas ubicadas a la izquierda pertenecerían a las familias Orozco, Aranda, Molina, Pasquau y Soto. Por su parte, a la derecha del altar mayor se halla la capilla de los Rivera, junto a la cual, se ubica la capilla de Nuestra Señora del Rosario y la de los Zambrana. A los pies se ubica el coro, construido en el siglo XVII y con cuya construcción se cegaría la portada de los pies.
Plan Especial de Protección del Centro Histórico (PECPC) de Úbeda, edificio grado 2º
En 2009, tras el fin de las obras de restauración de la iglesia de Santa María de los Reales Alcázares (de la que funcionaría como parroquia auxiliar), el templo queda totalmente vacío y sin uso, situación que mantiene en la actualidad a pesar del proyecto de recuperación en 2012 como espacio de celebración de actos del palacio-hotel colindante.
La falta de obras de mantenimiento, (ya incluso antes del cierre del templo) y la existencia de filtraciones de agua en los terrenos situados al norte del templo han supuesto la aparición de gran número de humedades, a los que se suman los propios achaques como consecuencia del paso del tiempo. Este estado se va agravando día a día, apareciendo numerosas grietas, vegetación, desprendimientos, etc.
Progresivo deterioro del templo por falta de atención y cuidado
Bibliografía
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