Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción

PATRIMONIO RELIGIOSO, Iglesias y capillas

Información general

Historia:

La Iglesia se encuentra en una colina a cuyos pies aparecen restos de cerámica tardorromana. Existe documentación que acredita la actuación del maestro cantero cántabro Juan de la Cuesta, natural de Secadura, en 1549​ en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, producto de la cual es el grueso de la fábrica actual del templo. Si bien, dado que el Fuero de Villasila y Villamelendro otorgado por Alfonso VIII en 1180 atestigua la existencia de ambos pueblos por lo menos desde el siglo XII, no es de extrañar que esta iglesia esté construida encima de otra anterior de factura más humilde. Se observan además otras fases constructivas posteriores. Tanto el pórtico y su empedrado, como una revisión posterior de los contrafuertes y sacristía, parecen responder a obras posteriores a la fábrica Juan de la Cuesta. El 21 de febrero de 1527, durante el capítulo general de la Orden, que tuvo lugar en Valladolid, y el cual estuvo presidido por Carlos V, se inició el examen de los libros de las visitaciones realizadas en Castilla la Vieja por Lope Sánchez Becerra y Juan Alonso, sacerdote de Montemolín, los cuales detallan una serie de acuerdos con respecto a las posesiones de la Orden en esta provincia eclesiástica. Entre ellos figuran los relativos al Hospital de las Tiendas y de Villamartín, haciendo referencia a que se debe costear sendas cajas de medio marco de plata para el Santísimo Sacramento, con destino a las iglesias de Villasila y Villamelendro, así como averiguar si siguen vigente los derechos que pudo tener la Orden sobre un pozo antiguo, tierras y casas.

Descripción:

Obra de ladrillo, mampostería y cantería, con torre moderna de espadaña a los pies. Portón con arco de medio punto de ladrillo en el lado de la Epístola. Éste, está precedido por un pórtico con puerta de acceso con arco rebajado elíptico flanqueado de izquierda a derecha con vanos adintelados a sardinel. El interior consta de una sola nave, separada por arcos de sillares en tres cuerpos cubiertos de bóveda de arista y coro alto de madera a los pies. En el lado del presbiterio se encuentra el retablo mayor de la primera mitad del XVII con pinturas en el banco de la Anunciación y Adoración de los Pastores, flanqueadas por cuatro pequeños paneles representando a los padres de la Iglesia, de izquierda a derecha: San Agustín de Hipona, San Gregorio Magno, San Ambrosio de Milán y San Jerónimo de Estridón. En el lado de la epístola, retablo rococó (sin dorar) con relieve de las Ánimas y la Trinidad. En el lado del evangelio, destaca un crucificado y retablo rococó idéntico al del lado de la epístola pero con relieves dorados. En el Baptisterio, bajo el coro, pila bautismal gallonada de gran factura y con relieve de cruz patada en uno de sus lados. Por analogía con la pila de la cercana Iglesia de San Pelayo en Villasila de Valdavia, podríamos fecharla a finales del siglo XVIII. En 1987 se descubrieron pinturas al fresco datables en el siglo XVIII, en el lado del evangelio con un motivo de estrella que se repite en el suelo de la entrada a la iglesia. Mientras que en el lado de la epístola la figura de un jarrón alegórico representa a la Virgen María.

Grado de protección legal:

Sin protección específica

Estado de conservación:

La torre moderna de espadaña sustituyó a la antigua torre con tejado a cuatro aguas, de mampostería y ladrillos de dos troneras a mediados del siglo XX ya que amenazaba ruina. En esa misma época se reforzó el arco del presbiterio con unos tensores ya que la Iglesia tiene tendencia a abrirse hacia el exterior. Existen varios contrafuertes de época que han perdido su función, al tener la base erosionada. Existe peligro de derrumbe de las bóvedas de arista al existir un desplazamiento de las paredes que hacen que los dos arcos que articulan la nave se estén hundiendo hasta que terminen por colapsar. La pared que da al Norte está expuesta a la humedad, debilitando la integridad estructural del edificio. El tejado necesita de una reparación íntegra ya que el agua se filtra hasta la parte superior de las bóvedas.