La impresionante y bien fortificada iglesia parroquial de Torremuña, pueblo casi deshabitado, fue una de las que los obispos de Calahorra adquirieron del Monasterio de Santa María la Real de Nájera, después de numerosos pleitos en el siglo XII. En 1366 aparece citada en el privilegio del Señorío de Cameros. La mayor parte de los objetos del interior de la iglesia pasaron en 1973 al Museo Diocesano de Calahorra. El retablo mayor, renacentista y de aproximadamente 1540 fue llevado en 1971 al Museo de La Rioja en Logroño tras el robo producido en 1970 de las tablas de los Desposorios, Anunciación y Epifanía, así como la de San Juan del retablo dedicado a dicho Santo.
Construida en sillarejo con esquinazos de sillería. Su planta se resuelve mediante una nave de tres tramos, el primero de los cuales muestra la cabecera ochavada y los brazos poco profundos. La nave se cubre con bóveda de bóvedas de crucería con terceletes sobre arcos levemente apuntados e importantes columnas adosadas en la nave y cabecera. Se aprecian bóvedas de cañón apuntado en los brazos y la existencia de dos pequeñas capillas abiertas en los tramos segundo y tercero al norte. La portada se ubica al sur, adelantada en último tramo, situada bajo pórtico cerrado y con ingreso en arco muy rebajado. El interior de esta iglesia parroquial de considerable tamaño se encuentra en un lamentable estado de abandono y la torre presenta unas profundas grietas que hacen presagiar su probable y futuro derrumbe.
Sin protección específica
La Asociación Amigos de Torremuña trabaja en la limpieza, retirada de maleza y desescombro de la iglesia
Parcialmente en ruinas con la techumbre desmontada y hundida. Conserva todavía las bóvedas, salvo en el tramo del coro.
Peligro de hundimiento de los muros y de la torre, afectados por importantes grietas.