El actual despoblado de Aruej (también llamado Aruex o Arues, entre otros) aparece ya citado en algunos documentos de principios del siglo XI como cabeza del Valle de Aruex. Aruej fue lugar de señorío durante siglos, propiedad de la familia Acín, y con ayuntamiento propio hasta el siglo XIX, ocupando su término toda la orilla derecha del río Aragón. Entre la segunda mitad del siglo XI y principios del XII, se levantó la iglesia parroquial de San Vicente Mártir, siguiendo los modelos estilísticos del románico en la Jacetania (el Camino de Santiago, que desde el Puerto de Somport conducía a Jaca, pasaba por la iglesia). En el siglo XVIII, la iglesia fue parcialmente destruida por un incendio. En 1860 los vecinos que aún quedaban en el pueblo pasaron a depender de la parroquia de Villanúa, quedando la iglesia de San Vicente sin culto regular.
La iglesia conserva la planta original, sin más añadidos que la espadaña y el cementerio, que se adosaron a mediados del siglo XX. Se trata de un templo construido en su mayor parte a mediados del siglo XI, en sillarejo, con planta rectangular de una sola nave, presbiterio ligeramente sobreelevado y más estrecho que la nave, y ábside semicircular orientado al este. En origen, la nave se cubriría con techumbre de madera a doble vertiente (característica del románico en estas tierras), el presbiterio con medio cañón y el ábside con bóveda de cuarto de esfera. A finales del siglo XVII (1690), esta última fue sustituida por una cubierta también de tablazón. El ábside, realizado en buena cantería como la mayoría de los muros, apenas presenta elementos ornamentales; de los 16 canecillos de la cornisa solo 2 portan decoración: uno de ellos con un motivo zoomorfo, y otro con decoración de rollos de origen hispanomusulmán, de los que tenemos ejemplos en la Catedral de Jaca. Centrada en el ábside, y casi como único elemento decorativo, hay una ventana de arco de medio punto dovelado y amplio derrame al interior. La portada, abierta en el lado sur, está en resalte respecto al muro y coronada por un tejaroz o tejadillo, sustentado por canecillos sin decoración. Consta de portada abocinada de cuatro arquivoltas de medio punto que apoyan en sendos pilares rectangulares. Sobre el dintel monolítico de la puerta, un tímpano sin decorar, relleno de sillarejo. Tanto la decoración de la portada como la cornisa absidal pueden datarse en un momento más avanzado que el resto de la fábrica (finales del siglo XI – principios del XII).
Sin protección específica
Prerruina. A consecuencia del abandono, la fábrica del templo fue arruinándose y se convirtió en refugio de pastores y otros usos inadecuados. La cubierta de madera de la nave se ha derrumbado.
Deterioro progresivo por abandono. Hundimientos. Empieza a desmoronarse por los pies de la nave.