Mina La Esperanza

PATRIMONIO INDUSTRIAL, Patrimonio industrial

Información general

Historia:

En 1.947, CEMSA (Conductores Eléctricos Mercadé) construyó la explotación minera de Épila, pero no resultó rentable y, por ello, en 1.952, la compró EMARSA (Explotaciones Mineras Aragonesas). Sin embargo, tan solo tres años después tuvo que cerrar. Para abrir la explotación se tuvo que realizar un nuevo tendido eléctrico desde Ricla hasta el santuario de Rodanas, además de abrir nuevas pistas para el paso de camiones que llevaban el material desde la cercana mina de Rodanas y las minas de Jarque, Purroy y Biel.
En sus comienzos, la Mina La Esperanza se dedicaba a la transformación del mineral de cobre extraído de las minas. Los últimos años fabricó sulfato de cobre para el tratamiento de viñas y árboles frutales que se vendía en Valencia.

Descripción:

La explotación minera se construyó en la ladera de un monte. Los edificios se sitúan de forma descendiente sobre terrazas artificiales anexos unos de otros para aprovechar, de esta forma, la fuerza de la gravedad en la obtención del cobre. La arenisca triásica cuprífera se trasladaba en camiones a la zona superior del conjunto, donde se pesaba. Todavía se conserva el pozo de la báscula. El material pasaba con una cinta transportadora a una tolva, a una máquina machacadora y a un molino de rodillos. En esta sala de trituración son apreciables las dos alturas y los pilares cilíndricos del forjado. Contigua está la sala del tanque cubierta con ladrillos refractarios. El tanque circular tiene cinco alturas y conserva la maquinaria. En el tanque el mineral se mezclaba con productos químicos. El producto pasaba al edificio de balsas a distintos niveles para su decantación. El material resultante pasaba a un gran horno situado junto a la sala del tanque o a unos hornos más pequeños situados en la sala de calderas contigua. El cobre pasaba a un molino de bolas situado en una sala subterránea. Por último, el cobre llegaba al almacén situado junto al taller. Los edificios industriales son sencillos y funcionales. Los únicos elementos decorativos son unas ménsulas con forma de escalera invertida para apoyar vigas de madera que hay en algunas paredes. Las vigas de madera y de hierro han desaparecido, por lo que los edificios no tienen tejados, lo que acelera el deterioro de las construcciones. Las paredes tienen estructura de vigas de hormigón y sus huecos se han construido con ladrillos de arcilla o ladrillos de adobe que se encalaron.
Al final de la ladera de la explotación se construyeron las casas del encargado y del guarda, ambas tienen un zócalo de arenisca roja y son de una altura. La casa del encargado se construyó en mampostería encalada y con ventanas circulares. Este edificio también albergaba el laboratorio químico, que todavía conserva baldosas blancas. La casa contaba con jardín y fuente. La del guarda es más sencilla, está construida con adobe, y tiene un corral tapiado. Fuera del conjunto industrial se construyó un edificio alargado de viviendas para los trabajadores con piedra y adobe, formado por nueve viviendas independientes con una habitación como cocina-comedor y un dormitorio de literas. Una de las casas se reservaba para la Guardia Civil de Épila por si tenían que hacer guardia de noche. Ninguna de las tres viviendas tiene cubierta.

Grado de protección legal:

Sin protección específica

Estado de conservación:

Actualmente el estado de conservación no es excesivamente malo, pero los ladrillos de adobe se están erosionando con rapidez. La falta de tejado es un problema grave. Hace falta mucho trabajo para limpiar las malezas que no dejan visitar todos los edificios. Afortunadamente, no hay desechos ni los edificios han sufrido actos de vandalismo.