Tanto el molino como el río en este paraje toman su nombre del extraordinario y muy bien conservado puente romano que cruza el río a esta altura y que fue construido en la época de las incursiones romanas por Gallitius, (de ahí proviene el nombre del pueblo de Galizano), miembro del ejército de Agripa, general romano en la guerra contra los cántabros en los años finales del siglo I antes de Cristo. También hay quien dice que el antiguo desapareció y que el actual es una construcción del medievo. El romano Gallitius, desembarcó probablemente en la Ensenada de Galizano, con una expedición desde Aquitania en la Galia, para ayudar a las huestes del emperador Augusto a sojuzgar definitivamente a los soldurios cántabros de las montañas, dirigidos por el caudillo Corocotta (“Jefe veterano”). Creó un fundus, para asegurar las provisiones agrícolas y ganaderas de los soldados y el dominio romano en la retaguardia marina de la guerra contra los cántabros. Gallitius dio nombre a este fundus y con él al pueblo de Galizano que data de aquellas calendas romanas. El puente fue “tragado” lamentablemente hace unos años cuando ensancharon el camino.
El molino estaba, hasta mediados de los años cincuenta, muy bien conservado y en perfecto estado de funcionamiento. Fue construido frente al puente romano hoy derrumbado. Se llega a la puerta el molino mediante un camino que termina con un puentecillo de losa arenisca, protegido antiguamente con sendas piedras de paso. En la parte posterior, se encuentra una presa de piedra arenisca de unos ocho metros de frente que recoge el agua. Desagua por la derecha del río detrás de molino. La cascada de agua cae con fuerza sobre la parte inferior de la edificación y mueve dos potentes ruedas horizontales, rodeznos, con aspas de hierro y ejes de madera de roble que enlazan en el piso superior con las muelas, ruedas de piedra caliar estriada y refinada. Son dobles: una fija y otra movida por el eje de madera. La «tolvera» o tolva de maíz suministra pausadamente el grano por el embuche penetrando entre las dos ruedas produciendo un imponente ruido sordo de agua, ejes de madera goznando y ruedas de piedra friccionándose. Muchos años gestionó el molino de Romano María Setién. Después Ti María Argos durante otra larga época. Piana Gómez, hermana de Manuela “la cotronala” ha sido la más reciente.
Sin protección específica
Actualmente y lamentablemente, se ha dejado arruinar. Apenas quedan dos paredes medio derruidas, sin embargo las piedras de la presa en el cauce del río están muy bien conservadas.
Es obligación de las instituciones y de las fundaciones específicamente dedicas a esta encomiable labor intentar que se conserven los hitos históricos tradicionales que significan el recuerdo del modo de vivir, la idiosincrasia y las costumbres de los habitantes de tiempos pasados. En este orden de cosas mantener vivo este molino de río que significó desde hace dos siglos la manutención básica de los habitantes de esta zona trasmerana de Cantabria, Ribamontan al Mar, Galizano, debe estar entre nuestras prioridades culturales.
Bibliografía
EZQUERRA TOCA, José Luis. Galizano, semblanzas de Cantabria. Editorial Cantabria Tradicional. 2005.