Tiene su origen a principios del siglo XII, en 1133, cuando Pedro de Agén, obispo de Segovia, permite la fundación benedictina. Su construcción actual se debe a la orden cisterciense en la segunda década del siglo XIII y probablemente las obras continuarían hasta la siguiente centuria. Solo se conservan las ruinas de la Iglesia, del más puro estilo cisterciense, compuesta por tres naves sin crucero. La fachada de poniente tiene una rica portada apuntada de arquivoltas con dientes de sierra y puntas de diamante sobre jamabas y sin columnas, con un gran rosetón sobre ella. Conserva varios capiteles
BIC
2017– En sus inmediaciones se ha construido un nuevo edificio destinado a actividades culturales y a un taller de tejeduría. También se ha creado un Jardín Botánico dedicado a plantas para teñir, y especialmente la rubia tinctorum. Por ello el jurado de Hispania Nostra le otorga el Premio a las Buenas Prácticas del Patrimonio en la «Categoría 2. Ex aequo», quien consigdera de gran interés este proyecto porque se ha rescatado un bien cultural inmueble, se ha mejorado el entorno rural y se ha recuperado una herencia cultural como son los usos textiles y tintóreos, promoviendo así la generación de empleo para la población local.
2016– Un proyecto promovido por particulares, aprobado en octubre 2008 por la Comisión Territorial de Patrimonio, conservará las ruinas del antiguo monasterio. Desde 2012, junto a las ruinas, se puede observar una estructura que alberga el centro de interpretación que acogerá a los visitantes, que pueden acceder al recinto previa cita.
prueba estado de conservación
Se aprueba en 2008, por la Comisión Territorial de Patrimonio, un proyecto promovido por particulares, por el cual se consolidan las ruinas de la planta del antiguo monasterio y recuperan las naves de la iglesia. Desde 2012, junto a las ruinas, se levanta una estructura que alberga el centro de interpretación que acogerá a los visitantes, que pueden acceder al recinto previa cita.
Constante deterioro y riesgo de expolio.