En el año 1222 Doña Urraca López de Haro, viuda del rey Fernando II de León, funda el Monasterio de Santa María la Real de Vileña, para monjas cistercienses sometidas al dominio de la Abadesa del Monasterio de Las Huelgas de Burgos, a quien la fundadora cedió todas sus propiedades. La ceremonia de fundación tuvo lugar el 14 de abril de 1222 y en ella, además de Doña Urraca, estuvieron presentes el obispo D. Mauricio de Burgos y los abades de Oña, Bujedo, Salas, Herrera e Iranzu, quienes proclamaron a Doña Elvira García como primera abadesa. En este Monasterio tomó Doña Urraca los hábitos, llevando una vida retirada hasta su muerte, ocurrida en el 1230, siendo enterrada en un sepulcro de piedra, que fue colocado en el presbiterio de la iglesia del Monasterio que ella misma había fundado.
Este monasterio cisterciense femenino, prácticamente se convirtió en un convento familiar, pues en él procesaban, principalmente, las hijas de las familias que integraban la nobleza comarcal, como los Zuñigas y los Rojas, que acabaron convirtiéndose en sus protectores. Algunos destacados miembros de estas familias, así como varias abadesas, entre ellas Doña Elvira de Rojas Bonifaz, nieta del Almirante de Castilla D. Ramón Bonifaz, eligieron el Monasterio para su último reposo.
Entre los años 1234 y 1246, la abadesa que rigió los destinos del monasterio fue la primera hija de la fundadora, Doña María Núñez, fruto de su primer matrimonio con D. Nuño Menéndez.
En la segunda mitad del siglo XIV, el monasterio no se libró del saqueo de los mercenarios del Príncipe Negro, que incluso llegaron a violar a las religiosas allí acogidas, pero durante los siglos XV, XVI y XVII, el cenobio alcanzó su máximo esplendor, ejerciendo jurisdicción sobre más de una treintena de lugares, casi todos en La Bureba, donde las monjas, llegaron a disponer de más de 3000 fanegas de tierras de cultivo, alcanzando, en el siglo XVIII, unos ingresos superiores a los 37000 reales de vellón.
Durante el siglo XVI se instaló en el Altar Mayor el retablo de la Asunción, obra del escultor burgalés Pedro López de Gámiz. Durante la invasión napoleónica, el monasterio también sufrió el saqueo de los soldados franceses, provocando el comienzo de su decadencia económica, que se vio aumentada con los procesos desamortizadores llevados a cabo por Mendizábal primero, y posteriormente por Mádoz. En 1868 el Gobierno revolucionario de Prim clausuró el cenobio. Las religiosas tuvieron que trasladarse a Las Huelgas de Burgos hasta el año 1872, en que se las permitió regresar, pero para estas fechas el patrimonio del Monasterio había sido sometido a un exhaustivo saqueo por parte de particulares y también de Instituciones, dejando a la comunidad de monjas en una desesperada situación económica, que las obligó a malvender lo poco que les habían dejado.
El 21 de mayo de 1970 un terrible incendio destruyó casi por completo el monasterio, obligando a las monjas a trasladarse a unas dependencias nuevas y muy modestas en la localidad del Villarcayo, donde instalaron un museo con los restos que lograron salvar del incendio, entre los que se encontraba el sepulcro de la fundadora. Este museo se cerró en el año 2008, cuando las tres últimas monjas del nuevo Monasterio lo abandonaron para trasladarse a un pequeño convento en el barrio burgalés de San Cristóbal. Concretamente fueron al Convento de San Felices de Calatrava. Su contenido se encuentra repartido entre el Museo Provincial y el Museo del Retablo de Burgos.
Se trata de un monasterio formado por una iglesia, claustro y dependencias monacales. Poseía una huerta en la ladera del valle que conforma el Río Oca, en la que se asienta la villa de Vileña. Tiene una superficie de 20.500 metros cuadrados. La iglesia es de planta de cruz latina de una sola nave. Actualmente conserva restos de los muros de piedra de mampostería y sillares, además de un pórtico saliente con arcos de medio punto en dos de sus caras y bóveda de aristas decorada. Además, se mantiene en pie parte de la tapia de mampostería que delimitaba el área del convento.
Sin protección específica
Tras el incendio del 21 de mayo de 1970, el conjunto se ha ido desmoronando con el paso del tiempo . La mala calidad de la construcción, en su mayoría de adobe y ladrillo, y el abandono y la despreocupación de su propietario hacen que actualmente solo se conserven parte de sus muros. La espadaña tuvo que ser derribada para evitar un accidente por peligro de derrumbe.
Riesgo muy alto de derrumbre y desaparición.
Bibliografía
Monasterio de Santa María de Vileña. Burgospedia
Burgos monumental. Monasterio de Santa María de Vileña. Burgospedia
Noticias de Burgos. Hemeroteca de Burgos