Según la tradición, las ruinas del Monasterio de Santa Susana se remontan a la época visigoda; siendo esta, lo más probable, abandonada en los siglos bajo dominación musulmana y reconstruida por la Orden de Calatrava a inicios del siglo XIII. Fue en el año 1226 cuando dicha Orden cedió la pequeña iglesia de su propiedad a los monjes cistercienses del monasterio de Santa María d´Escarp, en Lérida.
En 1507 la antigua iglesia de Santa Susana, junto con el señorío de Maella, pasó a manos de Miguel Pérez de Almazán quien fundó junto al convento un pequeño asentamiento rural al que denominó Villanueva de Almazán. No obstante, en 1643 los franceses tomaron Maella, destruyeron la ciudad, el castillo y el convento. En 1649 el monasterio sufrió otra destrucción, está vez, a cargo de una partida de miqueletes, en la guerra con Cataluña.
En 1796 llegó una comunidad de monjes trapenses franceses, expulsados por la Revolución Francesa, y dirigidos por fray Gerásimo de Alcántara que ampliaron el antiguo edificio y mejoraron sus instalaciones, huertas y campos de labor. Nuevamente, en 1808 con la guerra de la Independencia, el monasterio sufrió importantes destrucciones y saqueos.
La Real Orden del 29 de agosto de 1835 expropió definitivamente el monasterio de Santa Susana de Maella. Aun así, los monjes trapenses permanecieron en el edificio hasta el 20 de marzo de 1837. A partir de este momento, el convento no ha vuelto a ser ocupado y su deterioro ha sido progresivo.
La planta del monasterio es de cruz latina con los brazos muy cortos. Actualmente no se conservan las bóvedas, pero sí las pilastras laterales del lado de la epístola, que forman parte de una obra anterior a la de la nave. Estas están cubiertas con bóvedas de crucería sencilla, cuyos nervios descansan en ménsulas. De la época de la Orden de Calatrava se conserva una capilla adosada a la nave principal, construida en piedra de sillería, con una cubierta formada por tres bóvedas de crucería con una flor de lis en su clave. Asimismo, de la etapa de los monjes franceses datan los sencillos muros de tapial y cañizo con enlucidos de barro y cal que todavía se conservan.
Junto a la epístola, en la parte derecha del crucero, se localiza otra capilla dispuesta en el sentido del crucero que conserva sus muros perimetrales, con pilastras semejantes a las de la nave y algún arco ciego de medio punto. A pesar de no conservarse la techumbre, la impronta dejada en los muros permite adivinar que estaba cubierta con bóveda de medio cañón con lunetos.
La torre consta de tres cuerpos de planta cuadrada y chapitel bulboso.
Sin protección específica
En avanzado estado de ruina, su conservación es pésima.
El monasterio está abandonado, si no se actúa pronto, corre el riesgo de colapso.
Enlaces
«El Monasterio de Santa Susana o de La Trapa de Maella (Zaragoza): una historia aciaga«, Historias del Bajo Aragón.
«Monasterio de la Trapa de Santa Susana«, Sistema de Información del Patrimonio Cultural Aragonés, Gobierno de Aragón.
Bibliografía
Cortés Borroy, FJ, «La arquitectura religiosa de los siglos XVII y XVIII: en el Bajo Aragón zaragozano y en la Ribera Baja del Ebro», Institución Fernando el Católico, Zaragoza, 2007.