Tras la revolución de 1848, la familia real francesa fue obligada a marcharse de Francia. Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo menor del rey Luis Felipe I, había contraído matrimonio años antes con la infanta de España, Luisa Fernanda de Borbón. De esta forma, comenzó su peregrinaje por el país en busca de un lugar idóneo para residir de manera definitiva, junto con su familia.
La mala relación existente entre este y su cuñada, la reina de España, obligaron al matrimonio a residir lejos de la corte. Finalmente, terminaron instalándose en Sevilla y estableciendo su residencia de verano en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda.
Para ello, decidieron adquirir algunos inmuebles para la construcción de su palacio. De todas las propiedades, destacar el antiguo seminario conciliar de San Francisco Javier, la casa familiar de los Páez de la Cadena y las antiguas dependencias conventuales de la Merced, entre otros.
La historia de este edificio ha estado ligado a la propia historia familiar y sus integrantes. Estuvo habitado hasta 1955 cuando, el infante Alfonso de Orleans y Borbón, por discrepancias con Franco, se exilió en su finca “El Botánico”. En la década de los 70, este edificio fue vendido hasta en dos ocasiones. Finalmente en 1979, el Ayuntamiento de Sanlúcar, adquiere el inmueble para evitar su destrucción y destinar un uso público al mismo.
Este palacio constituye uno de los hitos en la arquitectura neoárabe del siglo XIX, siendo considerado el iniciador de este estilo propiamente dicho. Resultado de los gustos de su principal mecenas, el duque de Montpensier, su estilo principal es el orientalismo, aunque con tintes eclecticistas, sobre todo en el interior.
Su construcción se inició en 1852 y los trabajos se prolongaron hasta la década de 1880. El palacio se ubica, a modo de fortaleza o alcázar, en el Barrio Alto sanluqueño, lugar representativo del poder social, donde se encontraban la iglesia mayor o la residencia de los duques de Medina Sidonia. Para su edificación, trabajaron algunos de los arquitectos más importantes del momento, como son Balbino Marrón, Juan Talavera de la Vega o Fernández Ayarragaray.
El exterior da un aspecto de fortaleza o alcázar, una suerte de castillo árabe: merlones, torreones o jardines a su alrededor. Todo esto resultado de las influencias de los viajes del Duque por Egipto, Grecia y Turquía. Asimismo, el revoque de cal en colores ocre y almagra, recuerdan a algunas construcciones religiosas de El Cairo o la más cercana mezquita de Córdoba. Estos otorgan un inusitado colorido, haciéndolo más especial y diferente. La única parte del exterior que se podría tildar de clasicista o más sencilla es la que da a la actual calle Caballeros, quizá por este mismo motivo, por ser la más vista. Se puede pensar que el Duque pretendía ocultar su fantasía a la mirada ajena de una sociedad que no estaba preparada para sus ideas.
En la parte delantera del palacio se encuentra el Jardín del Apeadero que constituye uno de los elementos más interesantes sin duda de todo el exterior. Su portada fue construida bajo la dirección de Fernández Ayarragaray en la década de 1870 con una clara influencia de la Alhambra. En el interior de todo el conjunto predomina un aspecto clásico o ecléctico en general, a excepción de algunas estancias con decoración de influencia egipcia, árabe o chinesca.
El interior del primer núcleo, al que se accede por el apeadero, se organiza en torno a un patio con columnas de mármol rosado. Esta es llamada la “zona noble” del palacio, por ser el lugar donde vivían propiamente los duques. Aquí se encuentran los despachos, sus dormitorios o el comedor. A destacar de esta zona algunas de las pinturas que cubren los techos, procedentes del Palacio de Vistalegre de Madrid.
Igualmente es destacable la primera planta, destinada a las habitaciones, tocadores y gabinetes. Despuntando el Salón Chinesco y los cuartos de bambú. En el sector de la Merced se construyó el Pabellón del Ángulo, una auténtica Torre del Homenaje. Su interior tenía un sentido ambientalista y romántico. En este lugar, en una de las crujías del claustro del convento se construyó la Biblioteca Egipcia, uno de los espacios más interesantes de todo el recinto.
Inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía. En cuanto a la normativa municipal, el inmueble cuenta con la Protección Integral en el PGOU (1997). Incoado BIC en 1982.
Mal estado de conservación y al borde de la ruina total. Desde las rehabilitaciones efectuadas en la década de los 90, el inmueble no ha recibido mantenimiento alguno. En la parte más noble del edificio, los ricos techos se encuentran con problemas de desprendimiento.
Palacio al borde de la ruina, siendo uno de los mejores edificios civiles de la ciudad, construido con mimo y con especial interés por miembros de la familia real española en el siglo XIX. Edificado por los mejores arquitectos del momento, con obras procedentes de distintos palacios reales de Madrid y con un jardín de ensueño. Es el primer edificio de estilo neomudéjar construido en nuestro país y es el mejor reflejo de su época y el gusto de su mecenas, Antonio de Orleans, duque de Montpensier. Constituye el mejor ejemplo con estas características.
2022
El Ayuntamiento de Sanlúcar defiende su apuesta decisiva por recuperar el Palacio de Orleans-Borbón Diario de Cádiz. 29 marzo 2022.
Enlaces
La asociación Aula Gerión denuncia el estado ruinoso del Palacio Municipal; Asociación para la defensa del Patrimonio Histórico, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
Bibliografía
Gómez Díaz, Ana María “Guía Histórico – Artístico de Sanlúcar de Barrameda” (2º ed.). Sanlúcar de Barrameda: A.S.E.H.A. 1999
Gómez Díaz, A.M.; y Pérez del Prado, S. El Palacio de Orleans – Borbón de Sanlúcar de Barrameda; Sanlúcar de Barrameda: Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda, 1989.
Rodríguez Díaz, M. El mecenazgo de los Duques de Montpensier. Editorial Arco. Madrid, 2018.