Originalmente, el Palacio debió de ser un pabellón de caza utilizado por la casa Trastámara en tiempos de Enrique III y Enrique IV. De 1552 a 1556, por orden de Felipe II, el arquitecto Gaspar de Vega realizó sobre el primitivo pabellón una edificación palaciega. Gaspar de Vega, sobrino de Luis de Vega que ya había sido arquitecto real con Carlos I, compartía con otros arquitectos de la corte -como Juan Bautista de Toledo, Juan de Herrera y Alonso de Covarrubias- sus actuaciones en diversas construcciones vinculadas a la Casa Real (Alcázar de Madrid, Monasterio de El Escorial, Palacio Real de El Pardo, Reales Alcázares de Sevilla, etc.) pero parece que fue el principal responsable de la nueva configuración de la casa de Valsaín. Durante el reinado de Felipe III, quien usaba con cierta frecuencia el palacio, se realizaron obras de ampliación dirigidas por Juan Gómez de Mora. En 1682, durante el reinado de Carlos II, se produjo un violento incendio que, si bien ocasionó daños de fácil reparación y no excesivo costo, significó el comienzo de su ruina. En 1717, Felipe V encargó a su arquitecto Theodoro Ardemans reedificar el sitio, sin embargo, la decisión de construir el palacio de La Granja de San Ildefonso supuso su abandono e incluso el comienzo de su expolio en 1720.
La edificación, alejada de los núcleos urbanos, se organizaba, como era tradicional en aquellos tiempos, alrededor de un gran patio y se flanqueaba por torres en las esquinas, existiendo otras estructuras adicionales que complementaban a la principal. A través de las imágenes realizadas por el artista de Flandes Anton van der Wyngaerde en 1562 -mientras finalizaba la construcción del palacio- se puede apreciar la influencia de las formas de construcción flamencas que el arquitecto importó a España tras los viajes que realizó por orden del monarca. Las cubiertas se convertirían en el principal exponente de estas influencias, mientras que la importancia de las chimeneas bien pudieron tener relación con las que el arquitecto pudo ver en el Castillo de Chambord que visitó en 1556. (1)
BIC
Se prevé la consolidación de la ruina y la adecuación del entorno para la puesta en valor del bien, mediante la ejecución del Convenio con SEGIPSA.
En ruinas. Completo abandono. Valsaín quedó en ruinas a principios del siglo XVIII, hundiéndose progresivamente sus distintos componentes. Debido a esto y a los sucesivos expolios, hoy sólo quedan la estructura de la torre nueva, parte del muro de la galería del jardín de la reina, los arcos de la entrada principal y gran parte del patio de vacas, su portada y la casa de oficios. Su estado de conservación es deplorable, impropio incluso de unas ruinas, ocupando casetas de feria y de peñas la mayor parte de la superficie sobre la que se extendía el antiguo palacio. Las casas de oficios han sido convertidas en viviendas y modificadas hasta llegar a ser apenas reconocibles, mientras que los arcos de la entrada se utilizan para almacenar leña. Un picadero ocupa el patio de vacas, anunciado mediante letras torpemente pintadas sobre las dovelas del arco de acceso. (1)
El completo abandono del edificio sumado a los usos inadecuados que se han venido realizando en el mismo a lo largo de los últimos años amenazan su integridad, su valor histórico-artístico y la comprensión del antiguo conjunto palaciego de Valsaín.
Enlace
Palacio de Valsaín y sus dependencias, Bienes culturales de la Junta de Castilla y León
Palacio de Valsaín, La Granja de San Ildefonso.