El convento de la Encarnación de Almagro fue construido en la segunda mitad del siglo XVI gracias al mecenazgo de la familia noble de los Lucena y, posteriormente, del conde de Valdeparaíso. Por su parte, la capilla de Santa Ana fue realizada en honor a los Orduña en ese mismo siglo.
Desde su fundación, ha estado habitado por las monjas de clausura de la Orden Dominica gracias a la licencia expedida por Felipe II el 2 de noviembre de 1571. Además, fue el último convento de todos los que existieron en Almagro que tuvo actividad monástica, hasta el 11 de octubre de 2020, fecha en la que las últimas monjas de clausura, lo abandonaron.
La entrada principal a la iglesia está coronada por un monumental escudo nobiliario correspondiente al patrono y segundo conde de Valdeparaíso. Está tallado en piedra y es una de las joyas artísticas de Almagro. La iglesia cuenta con una planta de cruz latina y las capillas se abren entre las pilastras toscanas que componen el muro.
Las pinturas murales de la denominada capilla de Santa Ana o de los Orduña, están atribuidas a los hermanos Perolli, artistas italianos afincados en Almagro. Estas pinturas, realizadas al fresco, representan escenas relacionadas con la resurrección de Cristo y muestran grutescos de tradición renacentista que enmarcan el tema central de la Resurrección.
Incluido en el decreto de 1972 por el que se declara a Almagro Conjunto Histórico y Artístico
El enemigo histórico del mantenimiento de este convento ha sido la humedad, lo que es curioso en un pueblo manchego y con periódicas etapas, cada vez más prolongadas, de sequía. La explicación se debe a la existencia de una abundante capa freática que circula por debajo del monasterio de la Encarnación. En 2016, las monjas tuvieron que abandonar el convento debido a que la creciente humedad devoraba los cimientos y hacía peligrar su estabilidad. Se vieron afectados los muros del altar mayor y de las zonas del evangelio y de la epístola. Los suelos, de mármol blanco, aparecían ennegrecidos por la misma causa. Y la humedad ha sido, asimismo, la causante de los desprendimientos de las pinturas al fresco de la capilla.
En 2018, después de dos años de trabajos financiados con dinero público de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, fue posible la reapertura al culto de la iglesia. Sin embargo, estos trabajos de saneamiento no incluyeron la capilla de los Orduña y sus pinturas murales.
La Asociación Cultural Almágora lleva años recaudando dinero para restaurar las pinturas, pero el abandono del convento por parte de las monjas ha paralizado el proyecto.
El convento se encuentra en situación de abandono desde la salida de las monjas de clausura. Las humedades son el principal problema al que se enfrentan las pinturas y amenazan con deteriorarlas de forma irremediable, pudiendo perderse para siempre todo el conjunto de la Capilla de los Orduña.
2020
El traslado de las dominicas de clausura de Almagro deja en el aire el futuro del convento y su importante patrimonio Lanza. 1 de octubre.
Enlaces
Convento de la Encarnación (Almagro) turismociudadreal.com
Bibliografía
Calvo Gómez, Arcadio (2020) Crónicas de Almagro. Ayuntamiento de Almagro
Diez de Baldeón, Clementina (2009) Almagro: Arquitectura y sociedad. [Toledo] : Consejería de Cultura, Turismo y Artesanía de Castilla-La Mancha, D.L.
Francisco Javier Alcaide y Nieves Sarabia (2022) Blasones y linajes de Almagro. Ayuntamiento de Almagro
Martínez Carrión, Francisco J. (2022) Almagro, Hechos y personajes para una historia inédita. Ayuntamiento de Almagro