Plaza de Toros de Quintanar de la Orden

PATRIMONIO CIVIL, Edificios singulares

Información general

Historia:

La Plaza de Toros de Quintanar de la Orden comenzó a construirse en 1876 por don Pascual Dávila Ponce de León y Figueroa y por doña Inés Díaz Pimienta “La Marquesita”. La construcción de la plaza se realizó con muros de tapiales, asentando el graderío sobre un talud de tierra. Fue inaugurada el 26 de septiembre de 1879. En 1949 fue reformada tras la adquisición por parte del Ayuntamiento, constituyendo así el aspecto exterior neomudéjar actual con estructura circular de fábrica de mampostería con ladrillo macizo en hiladas y recercado de huecos. En 1969, se amplió su capacidad de 4.500 a 6.000 localidades, sustituyendo un pasillo corredor que circundaba la plaza en la parte alta del graderío por nuevas filas de asientos.

Descripción:

En la planta de la edificación se observan dos morfologías diferentes de construcción. La principal y característica de las plazas de toros, de una sola planta de alrededor de 5 metros de altura, forma circular con 72 metros de diámetro exterior, dejando el centro libre, para ruedo y callejón, una circunferencia de aproximadamente 47 m de diámetro desde el centro del ruedo hasta la contrabarrera. Consta de 4 entradas situadas en el perímetro que dan acceso a los tendidos en orientación, S, SO, N-NO y N-E, respectivamente. Las puertas de acceso están marcadas con un gran arco de herradura de ladrillo macizo.
Al sureste del elemento principal, como edificación anexa, se encuentran tres corrales, con planta poligonal irregular, comunicados entre sí y dotados de burladeros y pasillos. Los corrales están construidos con muros de tapial calicastrado de 50 cm de espesor. Igualmente, en el interior de la edificación de corrales, encontramos fábricas de tapial rematadas en la cumbrera con teja curva cerámica, delimitando el patio de cuadrillas y los diferentes corrales.
Los forjados localizados en los corrales como corredor superior de distribución para trasladarse entre los diferentes corrales, e incluso comunicados con el interior de la plaza, están realizados mediante bóvedas de revoltón de ladrillo cerámico apoyadas sobre los muros de mampostería.

El tendido se construyó sobre una base de talud de tierra sobre el que se asentaban cajeadas en el terreno las fábricas de ladrillo que conforman el graderío. Las filas de las gradas en las que se sitúan los espectadores, los asientos, están realizadas con murete de fábrica de ladrillo sobre el talud ubicados en un cajeado previo en el terreno.
La carpintería y cerrajería que se encuentra en los accesos a los tendidos desde el exterior son puertas de doble hoja, en carpintería metálica y de madera bajo los arcos de herradura de ladrillo macizo. En el ruedo, las puertas, así como contrabarrera, burladeros, toriles, están realizados fundamentalmente en madera.

Grado de protección legal:

Bienes Inventariados en el Patrimonio Arqueológico en la Planeamiento Urbanístico de Quintanar de la Orden, formando parte del Inventario del Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha. Protección legal Inventario de Patrimonio Arquitectónico de Interés Histórico Artístico Provincial (IPADIHA), Inventario de Carta Arqueológica e Inventario de edificios protegidos del municipio inserto en el proyecto del POM.

Estado de conservación:

El estado actual de la plaza reviste un grave peligro a nivel estructural y existe un riesgo importante de derrumbes en el muro de mampostería perimetral, por lo que continúa cerrada al público para preservar la seguridad de los usuarios. Este estado de deterioro de un edificio perteneciente al patrimonio de Quintanar de la Orden es una situación que se irá agravando con el tiempo que permanezca en abandono y sin intervención, lo que provocará su ruina total y la desaparición de un edificio del patrimonio histórico y cultural de la población.
En el año 2019 se inició un proceso de rehabilitación que se encuentra paralizado en la actualidad. Una vez se iniciaron las obras y se comprobó el grado de alcance de las deficiencias reales de la construcción existente, se concluyó que la solución escogida inicialmente era demasiado conservadora y la intervención que se había previsto, no podía asegurar que se alargase la vida útil del edificio lo suficiente.