Se trata de un edificio construido en el siglo XIV al que se trasladaron los monjes franciscanos desde su anterior emplazamiento, el actual convento de las clarisas de Castrojeriz. Se cree que este edificio se construyó en las huertas de algún rey castellano (posiblemente Pedro I), pero no hay constancia arqueológica al respecto. Durante la Guerra de la Independencia sufrió un incendio que deterioró de manera importante el edificio, y a finales del siglo XIX, mediante una desamortización, el monasterio fue desalojado y traspasado a manos privadas. También había sido utilizado anteriormente como cementerio municipal, ubicado en el atrio.
Este edificio cuenta con referencia catastral independiente del resto de la finca a la que pertenece. Parece que los arcos contaban con plementería y bóvedas completas pero, el dueño del solar, por miedo a que se cayera, decidió desmontar dicha plementería y almacenarla por si algún día llegaba a rehabilitarse el edificio.
Se trata de los restos del Monasterio de San Francisco, del siglo XIV. Hace unos treinta años las ruinas estaban bien conservadas, donde se podían observar con claridad algunos arcos agudos de la nave central y bóvedas de crucería del templo original. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de cuidados ha provocado que la finca se haya visto engullida por maleza y árboles, lo cual amenaza con derribar los pocos arcos que quedan en pie.
Protección integral
Actualmente, y como se puede observar en las fotos, está completamente tomado por la maleza, hasta el punto que resultan irreconocibles los arcos entre tanta hiedra.
En el estado en que se encuentra, existe un alto riesgo de derrumbe que podría ocurrir en cualquier momento.