Las salinas de Imón son unas salinas abandonadas situadas en el valle del río Salado en Imón, Sigüenza (Guadalajara). Durante mucho tiempo fueron las salinas de mayor producción en la península Ibérica. Se tiene referencia de ellas desde el siglo X. Los monarcas les sacaban provecho concediendo a nobles y personal eclesiástico alguno de sus beneficios. Alfonso VII, en 1139, concedió al obispado de Sigüenza su explotación. Carlos III recuperó la posesión de las salinas y comenzó su explotación a gran escala modernizando las instalaciones. Amplió las infraestructuras con la construcción de grandes almacenes, artesas y canales que aún se mantienen en pie. La producción de sal en Imón cesó en el año 1996, aunque hasta el 2002 se mantuvo cierta actividad.
Las salinas constan de un conjunto de almacenes, situados en la zona central y de piscinas, estanques, recocederos y norias que se apoyan en una serie de canales y regueras que sirven de desagües para el agua sobrante. El conjunto de edificaciones datan del siglo XVIII y han sido reformadas y adaptadas en los siglo XIX y XX. De las antiguas salinas, anteriores al resto de edificaciones, se conserva un antiguo puente.
El conjunto de las piscinas está realizado en sillería y mampostería, tanto en los muros laterales como en su fondo. Disponen además de caminos empedrados con canto rodado que dan acceso a todas ellas. Se conservan algunos canales de madera para el abastecimiento de los recocederos, aunque la mayoría fueron sustituidas por tuberías de fibrocemento.
Dentro de la edificación, las norias presentan una planta octogonal con una estructura de madera que se enlaza en el vértice de la cubierta, lo que permite un espacio completamente diáfano. Sólo una noria conserva el cazo de barro, el sistema de engranajes de madera y el piso tratado para que diera vueltas el animal.
Los almacenes que quedan en pie son los más antiguos, el de San Antonio y el de San José, y sus grandes dimensiones garantizaban una capacidad suficiente para las salinas. Presentan una base estructural a base de pórticos soportados por pies de madera y una entreplanta a base de suelo y viguería de madera que permite el acceso de vehículos para depositar la sal dentro del almacén.
El almacén de San Antonio, de planta rectangular (50 x 25 metros), conserva un pórtico de entrada íntegro, a base de grandes columnas ochavadas de piedra, y su rampa de acceso trasera a la entreplanta. El almacén de San José, de planta casi cuadrada (40 x 35 metros), presenta dos edificaciones adosadas en su fachada principal y que conforman el acceso principal, realizadas a principios del siglo XX. En su acceso trasero conserva la torre con parte de la maquinaria que ayudaba a subir las vagonetas por la rampa.
Otra edificación que pervive es la casa del guarda, situada en la parte sur de la piscina de la Tiñosa.
BIC
Abandonadas.
Deterioro progresivo de edificaciones y estanques. Ruina y expolio de la antigua maquinaria.
Enlaces
Salinas de Imón, Arqueología y Patrimonio Industrial.
Salinas de Imón, Los lugares tienen memoria.
Salinas de Imón, Wikipedia.