Trabajaba la madera de pino del monte de La Carbonera para su posterior comercialización. Permaneció activa hasta los primeros años de la década de los 40, dando empleo a dieciocho personas. Contaba con tres antiguas viviendas aledañas, donde residían algunos de los trabajadores y sus familias.
Edificio de tres plantas de la antigua serrería de El Bural, un emblema de las pocas actividades industriales iniciadas en Ardisa. Presenta las características arquitectónicas típicas de la zona. Empleó en su construcción elementos como la teja aragonesa, sufriendo posteriormente un duro expolio en la década de los 80 y 90, así como de los marcos de las ventanas, entre otras cosas.
Sin protección específica
Actualmente se encuentra en ruinas, en un avanzado estado de deterioro. El techo se ha hundido parcialmente y peligra el estado de la mayoría de las vigas. Ha sufrido expolio de tejas, madera y otros elementos arquitectónicos. En su interior, abundan los escombros. Se edificó una pequeña estancia a la izquierda del edificio que, durante años, ha servido de perrera para perros de caza, deteriorando todavía más el estado del inmueble.
Forma parte de la historia viva y reciente del pueblo. Además, es el mayor y único exponente del sector secundario en el término municipal de Ardisa, que llegó a constituir el sustento de varias familias y ser pionero en la actividad maderera de la zona. Presenta características arquitectónicas de gran valor acordes con la tradición de la zona y de elementos únicos como la teja aragonesa, que en su época sufrió de gran expolio. Se encuentra en un entorno privilegiado y presenta grandes potencialidades de cara a su reactivación y preservación. Cuenta con un gran riesgo ya que el ayuntamiento actual ha planteado su derrumbe a corto plazo.