La torre defensiva de Obano se levanta en el despoblado de Obano junto al río Arba, el antiguo camino de Ejea a Huesca. Es lo que queda de un recinto fortificado que, hacia 1167, pertenecía a los templarios por donación de Alfonso II.
Como el resto de las fortificaciones erigidas en tiempo de Sancho Ramírez entre 1070 y 1090, está edificada en piedra sillar trabajada solo a puntero. Estas fortificaciones hechas por constructores locales con técnicas aprendidas de los centroeuropeos tenían la peculiaridad de contar con un cadalso corrido el la parte alta de los mismos, como se puede apreciar perfectamente en la disposición de los mechinales de esta torre, cuyo arquetipo es la lombarda torre de Abizanda. Tiene quince metros de altura y siete por nueve de planta y sus muros dos metros de espesor. En el interior, la torre está estructurada en cuatro plantas y una azotea que se comunicaban entre sí por una escalera de caracol. La puerta de la torre, situada en altura, como es habitual para su mejor defensa, se abre al sur, en la 2ª planta, adintelada al exterior y con los mechinales que daban sustento a un balconcillo de madera. El equívoco aspecto de remate almenado, se debe a la desaparición de la cubierta de madera que la coronaba. Estos huecos en forma de “U” que simulan almenas, no eran sino los vanos de la falsa o sobrado. Se aprecian algunos restos del recinto fortificado que la defendía, utilizados para construir la casa de labor adosada a la torre.
BIC
En degradación progresiva por abandono.
Alto riesgo de colapso estructural. Grandes grietas. Desprendimiento de sillares. Erosión en la cúspide.
2017
“Todavía estamos a tiempo de salvar el castillo de Obano”. Heraldo de Aragón. 3 de febrero
El castillo de Obano, una fortaleza cuya fachada se sostiene casi de milagro. Heraldo de Aragón 22 de enero